La reforma hipotecaria en Irlanda: quitas en la deuda pero gasto racionado
Las personas que pidan bancarrota solo podrán gastar 247 euros al mes en comida No podrán tener coche, ni seguro médico ni televisión por cable El 12% de las hipotecas tiene retrasos de tres meses en los pagos
El mismo día que el Congreso de los Diputados aprobaba, con los votos del PP en solitario, el decreto de reforma hipotecaria, el otro país de la zona euro con empacho de ladrillo, Irlanda, daba las líneas generales de lo que supondrá para los hipotecados acogerse a las medidas de alivio que plantea el país.
Así, el Gobierno ha incluido en los procesos concursales personales la deuda hipotecaria (en España o Reino Unido ésta queda fuera), y el Servicio Irlandés de Insolvencias ha definido los estándares aceptables de bienestar que determinarán qué gastos son imprescindibles para un hogar en concurso. De este modo, a cambio de la renegociación y las quitas en las hipotecas, el consumo familiar estará racionado.
Una persona que viva sola y entre en este proceso concursal solo podrá gastar 247,07 euros al mes en comida, 57,31 en calefacción o 125,97 en gastos denominados “inclusión social”, es decir, ir al cine o a otros espectáculos. Se podrán gastar 35,73 euros en ropa y 33,4 en higiene personal.
En la mayor parte de los casos, los hipotecados tendrán que renunciar a los seguros médicos privados y sus coches, salvo que no tengan acceso al transporte público. También se podrán prohibir las vacaciones y la televisión por satélite.
En Irlanda los impagos de las hipotecas son mayores que en España. El 12% del total de las hipotecas, unas 120.000, tienen retrasos de tres meses o más en los pagos, como consecuencia de la crisis económica, el aumento del paro y la bajada de los salarios. Otras 100.000 hipotecas han sido renegociadas, pero en el país no se han producido apenas desahucios. En total, se estima que 400.000 hipotecas incluyen deudas superiores al valor del inmueble que las respalda.
Estos estándares de vida son relevantes de cara a la renegociación con la banca de las hipotecas morosas, pues definen los criterios para la bancarrota personal. El Banco Central del país, en todo caso, está presionando a la banca para renegociar las hipotecas antes de que los clientes se acojan a dicha bancarrota.
De este modo, cada banco tendrá que cumplir de forma trimestral unos determinados objetivos de saneamiento de su cartera hipotecaria de cara a 2014, proponiendo acuerdos “sostenibles” con sus hipotecados. En paralelo, se eliminarán las trabas legales que han evitado, hasta el momento, desahucios de primera vivienda.