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Es la comunidad con la tasa de desempleo más elevada

El desafío de enseñar y emplear a un parado en Andalucía

La escuela de formación de Meliá Hotels ha colocado a 2.400 alumnos en 21 años Ha recibido 1.800 solicitudes para 105 plazas en sus tres centros

Andalucía se ha convertido en un páramo en materia laboral. En el cuarto trimestre de 2012, el número de desempleados tocó máximos históricos en España al rozar los seis millones de personas. De esta última cifra, el 25% (1,4 millones) se encuentra en Andalucía, que se ha destacado como la comunidad con la mayor tasa de paro, con un 35,4%. Es decir, que una de cada tres personas con edad y en disposición de tener un empleo no lo encuentra.

Esa tendencia no ha podido ser revertida por el Servicio Andaluz de Empleo que, al igual que el resto de delegaciones territoriales, apenas consigue colocar al 8% de los demandantes de empleo. Para tratar de corregirlo, el Ejecutivo ha tratado de involucrar a las empresas de trabajo temporal al permitirles intermediar entre oferentes y demandantes, siempre que se conviertan en agencias de colocación privada. Esta medida, en vigor desde el pasado mes de febrero, no ha tenido efecto ninguno, ya que no se ha firmado ningún convenio entre las autonomías y las ETT.

El presidente de Adecco, Enrique Sánchez, lo achacó a las estrecheces presupuestarias de las comunidades que les impide disponer de ese dinero. Ante esta parálisis, Empleo baraja la posibilidad de destinar parte del dinero reservado a políticas pasivas para destinarlo a formación.

Inglés, alemán y relaciones laborales

A la espera de que esta iniciativa cuaje e impulse el mercado de trabajo, otras en las que se produce la colaboración público-privada están teniendo un efecto balsámico en el deprimido mercado laboral andaluz. Es el caso de la escuela de formación de Meliá Hotels en Andalucía, por la que ya han pasado 2.385 alumnos en 21 promociones y que tiene un índice de paro del 0%. Dicho de otra manera, que todos los desempleados que se forman en sus tres centros encuentran trabajo.

La Junta de Andalucía destina a este programa de formación parte del Fondo Social Europeo que recibe de Bruselas y además paga una pequeña a la movilidad a cada alumno. Meliá se encarga de hacer la selección del personal, el seguimiento del alumno y su posterior integración en el mercado laboral.

¿Cuál es la clave del éxito? En opinión de Antonio Morcillo, director técnico de Formación de Meliá, es la diferencia de método frente a las escuelas tradicionales de hostelería. “El 80% de la formación es práctica y no se hace con simulacros, sino que los alumnos se integran en equipos de trabajo identificados como personal en prácticas. Además todos reciben formación intensiva en inglés, alemán y relaciones laborales”, apunta. Los cursos se desarrollan en tres centros (Sierra Nevada, Sevilla y Granada) y tienen una duración de cinco meses intensivos, en los que los alumnos viven en el propio hotel. Cada semana, Morcillo mantiene una reunión con los tutores de los alumnos para conocer la evolución y de esa manera ir creando un perfil de cara a su salida al mercado laboral. “El único compromiso que tenemos con la Junta es lograr colocar a un 60% de los alumnos que formamos, un nivel que siempre superamos y que ha desbordado toda la demanda”. De hecho apunta que este año han recibido 1.800 solicitudes para 105 plazas. “Antes hacíamos convocatorias públicas. Ahora ya no son necesarias. El boca oreja funciona por sí solo”, señala.

El perfil de los demandantes de esta formación también ha cambiado a lo largo de las 21 promociones que han pasado por las aulas de Meliá. En los primeros ejercicios eran jóvenes sin cualificación y ahora un gran número de los demandantes de formación son titulados superiores. “Por nuestros centros pasan abogados o arquitectos que no han encontrado salida laboral en su comunidad autónoma y que buscan en la hostelería un porvenir mejor. Eso es lo que han propiciado que nos hayamos convertido en la cantera de mandos intermedios de la cadena e incluso de algunos directivos”.

La patronal reclama un nuevo contrato de aprendiz

Las reservas de última hora y la estacionalidad del sector (las pernoctaciones se concentran en los cuatro meses de temporada alta) han generado un verdadero problema a los empresarios, que en muchos casos no conocen hasta pocas horas antes de las vacaciones cuántas personas van a tener en sus establecimientos. Eso les obliga a contratar a marchas forzadas y por periodos cortos de tiempo, algo que no es fácil por la rigidez de la legislación, pese a las mejoras introducidas por la reforma laboral, y por las dificultades para encontrar mano de obra cualificada.

Las soluciones planteadas desde la patronal se centran en la recuperación del contrato de aprendiz para la temporada turística que transcurre entre mayo y octubre. “Sería un camino para que podamos recoger del paro juvenil a muchísimas personas con carencias de formación. Este contrato se plasmaría en itinerarios de formación de entre 3 y 12 meses, en el que los empresarios no pagaríamos cotizaciones sociales y la mitad del salario la cubriría el Ejecutivo a través de bonificaciones a la formación”, recalca Juan Molas, presidente de la patronal hotelera Cehat. Propuestas similares deslizadas desde CEOE, como la posibilidad de que se puedan pagar a los jóvenes sueldos por debajo del salario mínimo interprofesional (641,40 euros en 29012) ha generado un profundo rechazo entre los sindicatos. Molas, sin embargo, la considera adecuada en una coyuntura económica como la actual. “Exige atrevimiento a la hora de buscar fórmulas para reducir el abultado desempleo juvenil, que condena al paro de larga duración a uno de cada dos menores de 25 años en España”, apunta.

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