El oro, el canario de la mina financiera
El oro es un canario en la mina de los mercados financieros. El estallido de su burbuja avisa de los grandes riesgos que acechan a los bonos, a las materias primas y a las acciones. Esos peligros puede que estén ahora lejos, pero son muy reales.
La corrección del oro es un caso extremo. El noble metal tuvo todo a su favor durante una década. Hubo quien receló sabiamente de la burbuja inmobiliaria estadounidense, y cuando estalló, el ajuste cuantitativo devaluó el dólar y los ratios ultrarreducidos de interés redujeron el coste de oportunidad del oro. La recuperación estadounidense, aunque débil, y un dólar al alza fueron las señales de advertencia. El dinero más listo ya ha estado asomando la cabeza. La gota que colma el vaso tenía que llegar y lo ha hecho.
El aumento en la tesorería estadounidense revela que la flexibilidad cuantitativa no cambiará pronto
En los mercados distintos al del oro y la plata, el peligro de las grandes correcciones está presente, pero aún no ha llegado al límite. Los miedos sobre el crecimiento no son suficientemente fuertes como para causar la compra de bonos al alza por la Reserva Federal, simplemente alientan la creencia de que la flexibilización va a tardar en disiparse. Por ahora, las reservas estadounidenses son altas y el índice de volatilidad del mercado de opciones está en su punto más bajo desde 2007, pero esa complacencia solo necesita una pequeña agitación para batirse en retirada.
El aumento en la tesorería estadounidense revela la expectativa de que la flexibilidad cuantitativa no cambiará pronto. El rendimiento a 10 años ha bajado del 2% en marzo y la flexibilidad japonesa puede ser también un apoyo a las tesorerías. Existiendo la impresión de moneda y un bajo crecimiento, los santuarios de bonos siguen a salvo.
El mayor problema para los mercados vendrá cuando se esfumen los miedos sobre el crecimiento y la política monetaria extrema estadounidense esté llegando a su fin. En el caso de las acciones y las materias primas, esto puede llegar a ser sustancial, aunque mitigado en cierto sentido por unos fundamentos económicos más fuertes. Los bonos son incluso más vulnerables. Como el oro, son un santuario al que se le ha acabado el tiempo. Las lecciones del oro para los inversores son ya de las más conocidas. Los mercados se están viendo distorsionados por el dinero fácil. Las correcciones llegarán y serán severas cuando lleguen.