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Es preciso que pueda contar con un patrimonio de elevada liquidez

Draghi es contrario a que el FGD adquiera acciones de bancos nacionalizados

El BCE advierte de que la derrama al Fondo de Garantía puede dañar la protección de los depósitos Cree que no hay que eximir de la aportación extra a las entidades que hayan participado en la Sareb

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, alerta en un dictamen del organismo de solo 4 páginas sobre los daños que puede llevar consigo la iniciativa aprobada por el Gobierno español por de que sea el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) el que dote de liquidez las participaciones preferentes de Novagalicia y Catalunya Banc con su compra tras su canje en acciones.

En este dictamen fechado el 10 de abril, el BCE “considera de vital importancia” que la derrama al FGD que deben aportar los bancos sanos para la compra de las acciones de las entidades nacionalizadas que no cotizan “no ponga de ningún modo en peligro la función principal de los sistemas de garantía de depósitos, es decir, la protección de los depósitos garantizados”.

El BCE, de cualquier forma hace un guiño al Gobierno al matizar que “apoya las normas por las que los recursos disponibles de los sistemas de garantía de depósitos pueden utilizarse para financiar la resolución, pues permiten sinergias entre esos sistemas y esta financiación”.

El BCE también mantiene que para que el FGD cumpla su función de proteger los depósitos en caso de insolvencia bancaria, es preciso que pueda contar con un patrimonio de elevada liquidez.

Por ello, considera que la prevista “adquisición por el FGD de acciones de entidades no cotizadas es contraria a ese principio prudencial –proteger los depósitos– y, por lo tanto, desaconseja modificar las normas de inversión aplicadas al Fondo que permitan esas adquisiciones”.

El organismo que preside Draghi añade que las facultades del FGD deben respetar las exigencias del Memorando de Entendimiento (Mou) de minimizar la carga para el contribuyente. Por ello, insiste en que no deben utilizararse recursos públicos para financiar las nuevas facultades del FGD. Y advierte de que las medidas que se adopten –y que el BCE puede requerir que se modifiquen– deben “sopesar las ventajas y los inconvenientes”, en especial, la menor recaudación tributaria como consecuencia de los peores resultados que registraran las entidades que deben hacer aportación extraordinaria.

La discriminación a BBVA no se justifica

El BCE también incide en que es necesario analizar la conveniencia de usar los recursos limitados del FGD en beneficio de los inversores minoristas “en lugar de destinarlos a otros fines de estabilidad financiera, tales como reponer los recursos del FGD y reforzar así la confianza del mercado en la capacidad del Fondo para llevar a cabo su función principal”.

El BCE también subraya que “es esencial” que el precio que pague el FGD por las acciones que adquiera de los inversores minoristas “sea justo” y propone que, a falta de cotización, el precio “debe ser el de mercado inferido”, de manera que los inversores en entidades admitidas a cotización “no resulten desfavorecidos”.

El BCE tira de las orejas al ministro de Economía, Luis de Guindos, del que dependen los cambios en el FGD. El Banco Central Europeo considera que “no es necesario eximir” del pago de la aportación extra al FDG a los bancos que hayan invertido en Sareb, ya que esta sociedad prevé “dar beneficios razonables”. La norma discriminaba solo a BBVA, único que decidió no invertir en el banco malo, razón por la que no podía disfrutar de los descientos que marca la norma para las entidades que sí lo hicieron. En conjunto, los bancos aportarán al FGD entre 1.500 millones a 2.000 millones. El texto recogía que se tendrían en cuenta las aportaciones que ya han realizado las distintas entidades financieras a Sareb, y se establece una deducción de hasta un máximo del 30% de las cantidades invertidas antes final de este año.

 

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