Eike Batista, un socio necesario
Eike Batista podría ser demasiado grande para quebrar. El gigante del petróleo brasileño, Petrobras, está pensando en lanzar una línea de ayuda al multimillonario en forma de contratos para el grupo EBX. Batista lucha por salvar su imperio, que ha perdido 27.000 millones de dólares de valor de mercado en el último año. El hecho de que el gobierno tenga que intervenir muestra la influencia de EBX.
La consejera delegada de Petrobras, Maria das Graças Foster, dice que las conversaciones con EBX son sobre negocios, no sobre ayudas. Aun así, la jugada podría suponer algún tipo de cambio estratégico para Petrobras. La empresa ha preferido mantener la mayor parte de sus operaciones en casa. Esto explica en parte por qué es líder en el gasto de capital, con unos 50.000 millones de dólares al año. Externalizar negocios a gente como Batista podría ayudar a recortar gastos.
Hasta ahora, en cambio, Petrobras ha sido reticente a trabajar con las empresas de Batista. OGX, la petrolera fundada en 2007, empezó fichanzo a los principales ejecutivos de su rival. La presidenta brasileña Dilma Rousseff, la jefa de Foster, puede estar menos preocupada por los rencores y más decidida por apuntlar EBX, la matriz de OGX y otras.
Por un lado, parte de los problemas de Batista podrían resultar perjudiciales para la infraestructura nacional. Brasil ha estado peleando por mantener el ritmo en el consumo de electricidad. El éxito para MPX, la eléctrica de EBX, reduciría la amenaza de racionamiento del servicio.
Batista ha encontrado vías en el mercado. Vendió una parte de MPX a la alemana E.On, y se aseguró una línea de crédito de 1.000 millones de dólares para EBX de BTG Pactual.
No es que la caída de Batista del ranking de los diez más ricos del mundo sea un gran problema. Pero sus proyectos plasman las ambiciones globales del país de ser un gran exportador de petróleo.