Chipre no puede contar con su gas
Si queda algún chipriota optimista, probablemente es por los recientes hallazgos de gas en las cosas de la isla mediterránea. Pero es muy pronto para que Chipre haga números concretos y creíbles sobre su esperado repunte de recursos. La americana Noble Energy cree que ha encontrado unos siete billones de pies cúbicos de combustible bajo las aguas profundas de la plataforma Afrodita.
Eso es mucho, si es que realmente existe. Lo suficiente para cubrir la demanda de gas de Chipre para el futuro más inmediato, o para toda Alemania durante tres años. Incluso podría haber mas esperando a ser descubierto a 20 millas de distancia, en la plataforma israelí Leviatán. Los más optimistas creen que Chipre podría estar asentada sobre 60 billones de pies cúbicos. Pero se necesitan más análisis para confirmar el tamaño y la extensión de los recursos. Los siete billones estimados hasta ahora equivaldrían a unos 80.000 millones de dólares, o más de tres veces el PIB chipriota, en los precios de importación europeos actuales. Es el tipo de dato que excita a los contables, pero tampoco tiene sentido. No todo el gas será extraíble. Lo que se pueda tomar necesitará tiempo y dinero para ser extraído.
El gas que pueda extraerse necesitará un tiempo y una gran inversión
El responsable de la petrolera chipriota dijo a Reuters en enero que el país esperaba estar en una posición de exportar gas natural licuado (GNL) en 2019. Es algo optimista. Los proyectos de GNL tienen un historial de desfases de presupuestos y de tiempo. Un proyecto de cualquier tamaño costaría en cualquier sitio entre7.000 a15.000 millones, buena parte del PIB del país.
Un gasoducto para llevar el gas del mar a suelo europeo sería más barato, pero también políticamente tenso. La búsqueda de gas fuera de su costa ha enfadado a Turquía, que ha ocupado la otra mitad de Chipre desde los años 70. Sin ningún tipo de compromiso, es difícil ver cómo las empresas privadas necesarias para desarrollar el hallazgo estarán dispuestas a meterse ahí.
Es pronto para que Chipre o sus prestamistas cuenten con los ricos recursos gasísticos. O para empresas como Gazprom basen sus proyecciones financieras en las promesas imprecisas del mar Mediterráneo.