Bruselas anima a las empresas a seguir bajando precios y sueldos
Barroso alerta a Francia sobre sus elevados costes laborales Italia y España han recuperado parte de lo perdido desde el inicio de la crisis
El encuentro, que supuestamente empezaba a las cinco de la tarde, concitó en Berlín a un ramillete de 50 grandes empresarios europeos y por otro a una troika formada por la canciller alemana, Angela Merkel, y los presidentes de Francia, François Hollande, y de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso. En la agenda del día, el tema prioritario era como reforzar la competitividad de la Europa en crisis. Ese esquema, sin embargo, se vió modificado por el estallido del rescate a Chipre, lo que obligó a los mandatarios a salir permanentemente de la reunión. Las autoridades comunitarias habían previsto que los tres mandatarios comparecieran públicamente al final de la reunión, algo que todavía no se había producido al cierre de esta edición.
Fuentes comunitarias que estuvieron presentes en el inicio de las conversaciones apuntaron que durante el encuentro se discutieron cuáles serían las medidas idóneas para impulsar la actividad y el empleo, en una coyuntura en la que la consolidación fiscal está ahogando a la mayoría de los países europeos. Entre las propuestas que se pusieron encima de la mesa estuvieron, según esas mismas fuentes, la reforma de la política energética, la potenciación de las nuevas tecnologías, la preservación del medioambiente y la regulación sobre el comercio exterior, así como el fomento del crecimiento económico y la generación de empleo, entre otros.
En una comparecencia pública previa al encuentro, Barroso explicó que el objetivo era “discutir cómo crecer” y generar empleo, “cómo lograr bienestar” en Europa, para lo que habría que “hacer correcciones, superar desafíos e introducir mejoras”. Una frase que podía ser interpretada como un giro en la política de férrea austeridad impuesta desde las instituciones comunitarias. Nada más lejos de la realidad. El presidente de la CE reiteró que la consolidación fiscal es irrenunciable, pero que debe ser complementada con otro tipo de medidas como inversiones, reformas estructurales o la apuesta por la innovación.
Y entre esas reformas estructurales se encuentra la de la competitividad, muy marcada por los costes laborales y los precios de consumo. La pasada semana, el presidente de laComisión Europea presentó un informe en el que animaba a los países a proseguir en esa línea de ajuste de los salarios y de los precios como una de las vías más rápidas para mejorar la posición competitiva en el mundo. Esas fuentes comunitarias apuntaron ayer que ese mismo mensaje fue el que Barroso trasladó a las grandes empresas e incluso también al presidente francés, Francois Hollande.
Los informes que maneja Barroso apuntan a que la contención de costes ha sido una realidad en Alemania en los últimos diez años y que España e Italia han iniciado un profundo ajuste de los desajustes de precios y salarios acumulados durante la época de expansión económica. Especialmente llamativo es el caso español, cuyos costes han vuelto a los niveles previos a la crisis.
El análisis es mucho más crítico con Francia, cuyos costes no han dejado de subir desde hace cinco años. Y Barroso se lo hizo saber a Hollande, quién exigió contraprestaciones a cambios de más reformas. “Europa no es solo un mercado que hay que reforzar, sino que también es un modelo de bienestar que hay que mantener”, dijo.