Guindos baraja crear fondos con la cartera industria de la banca
El ministro dice que todas las entidades financieras venderán su cartera de participadas
En la última comparecencia del ministro de Economía, Luis de Guindos, en el Congreso, celebrada el martes pasado, hubo un asunto que pasó muy de puntillas. O por lo menos, eso me pareció. En un momento de la intervención en la Comisión de Economía, un diputado le preguntó que cuál iba a ser el futuro de las empresas españolas en las que las antiguas cajas –ahora bancos– eran accionistas de referencia.
En la mente de todos está toda la cartera industrial de Bankia, con joyas del tejido industrial español que debe vender. Lo mismo sucede con el resto de las entidades nacionalizadas. Pero no son las únicas. Todas las entidades financieras deberán desprenderse de sus participaciones, lo que incluye a CaixaBank. O, por lo menos, eso me pareció entender.
Guindos contestó que “va a ser difícil” que las entidades financieras españolas y del resto del mundo puedan mantener en el futuro sus carteras empresariales, porque están “penalizadas” por Basilea III. La normativa internacional sobre solvencia “exige unos requisitos de consumo de capital” importante que “llevará a que se desprendan de esas participaciones”, concluyó el ministro.
Hasta que estalló la crisis del sector financiero, las cajas eran las principales accionistas de gran parte de las empresas cotizadas españolas. Unas décadas antes lo habían sido los bancos y fueron las cajas quienes tomaron el relevo. Ahora, serán los fondos internacionales, sobre todo, los que adquirirán estas participaciones, y seguro que a un buen precio, incluso a precios de derribo, como aseguran varios directivos de la banca.
El ministro, no obstante, propuso una solución para que la previsible sangría de participaciones industriales que todavía poseen las entidades financieras pasen a manos de firmas internacionales cuya único objetivo es especular con estos valores.
Guindos, así, defendió que sería necesario “crear fondos de capital riesgo y fomentar la entrada de fondos de capital privado” para mantener las inversiones en el sector industrial una vez que el capital financiero abandone estas empresas.
La banca, mientras, comienza a mostrarse más optimista sobre el presente ejercicio, aunque el crédito sigue sin fluir y la tónica para el año mantiene sus crecimientos negativos. Y eso que todos los bancos que han presentado sus resultados de cierre de 2012 han presumido de altas tasas de liquidez, ingrediente esencial para dar créditos y al que hasta hace nada se agarraban para explicar que no podían darlos.
Menos mal que el Gobierno tiene en cartera otra solución. Que la banca nacionalizada (Bankia, Catalunya Banc y Novagalicia) tenga como principal objetivo facilitar el crédito a las pymes sobre todo. “Tanto el Banco de España como el FROB y el Gobierno harán todo lo que esté en su mano para que fluya el crédito a las pymes”. Este fue uno de los compromisos adquiridos por Guindos en el Congreso de los Diputados.
Los bancos privados también tienen entre sus retos abrir el grifo de la financiación a la pequeña y mediana empresa, principal pilar de la economía española. Son muchos, bueno los que quedan, que ya han explicado públicamente su objetivo de centrar su negocio este año en la financiación a pymes, uno de los segmentos que más ha sufrido en estos últimos cinco años el estrangulamiento de la liquidez por la que ha atravesado el sistema financiero.
Por cierto, en la junta de accionistas de BBVA, la principal queja de los accionistas que tomaron la palabra, era las altas remuneraciones que percibían los directivos del banco. La preocupación por el dividendo, los beneficios o la marcha de la acción quedaron