Sentando cátedra
En qué género enmarcaría un amante del cine clásico como Gregorio Tudela Cambronero (Madrid, 1955) la película en la que se ha convertido el conflicto laboral de Iberia, el más importante en España desde que se aprobó la reforma laboral? En vista de las incógnitas que todavía rodean al plan de viabilidad de la compañía y a la decisión que finalmente tome el sindicato de pilotos Sepla, podría ser el suspense. O tal vez el drama, por las 3.141 bajas (el 16,2% de la plantilla) que se van a producir hasta 2015, si bien apostando por la vía de unas prejubilaciones todavía sin cuantificar. Lo que está claro es que de comedia no tiene nada. No se sabe el final, pero lo que sí es cierto es que Tudela ha puesto un poco de paz, al menos por el momento, en la guerra abierta en el seno de la aerolínea tras su fusión con British Airways.
Comprometido defensor del servicio público, este catedrático de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social está acostumbrado a las carreras duras. La suya, siempre ligada a la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), en la que fue secretario general durante casi diez años –sobre todo en la época de Raúl Villar como rector–, no ha sido, según algún colega, particularmente brillante, pero sí plagada de rigor, sensatez, honestidad y una intensa e incansable labor profesional. Fue nombrado catedrático más bien tarde, pese a que se le considera un buen investigador y mejor docente (como lo demuestran las valoraciones de sus alumnos en la universidad) y pese a que ha escrito varios libros... sobre siniestralidad, negociación colectiva y prevención de riesgos laborales. En su trayectoria profesional se ha significado con el sindicalismo, del que lamenta que cada vez tenga menos peso en la sociedad.
Aunque políticamente progresista, nunca ha militado en ningún partido ni se ha afiliado a sindicato alguno, como se le podría suponer a alguien marcado por la encarcelación política de su padre, que fue un histórico del Partido Comunista de España (PCE) y del sindicato Comisiones Obreras (CC OO). Por ello, y gracias a que eran visitantes asiduos en su casa, entabló una estrecha relación con la familia de Marcelino Camacho y, sobre todo, con la de Santiago Carrillo, al que, además, promocionó para doctor honoris causa de la UAM. Posiblemente debido a la imparcialidad y a su apertura de miras, las partes en el conflicto le aceptaron como mediador entre las varias propuestas del Ministerio de Fomento. También habrá tenido mucho que ver en esa decisión que haya sido discípulo de Luis Enrique de la Villa y colega profesional de Federico Durán, abogados en este conflicto del sindicato de pilotos Sepla y de Iberia, respectivamente. Durán, por cierto, estuvo presente en su tribunal de cátedra. De los tres que han intervenido ya en la negociación en Iberia, junto con Jaime Montalvo (como árbitro) y Manuel Pimentel (también como mediador), Tudela es el que tiene el currículum menos abultado, pero ha acabado por llevarse el gato al agua en el conflicto aéreo. “Si alguien podía, tenía que ser él”, se ha aventurado un colega suyo de la UAM.
Una constante evolución personal le ha llevado de ser uno de los 55 catedráticos de Derecho del Trabajo que, en marzo de 2012, firmaron un manifiesto en contra de la reforma laboral, a tener que adaptarse ahora a ella en la mediación de Iberia. Entonces criticaba la iniciativa del Gobierno por “convulsionar la práctica totalidad de los elementos esenciales del modelo cons- titucional de relaciones laborales”. Hoy “sigue siendo crítico”, pero defiende que hay que “dejarla rodar” un tiempo para enjuiciarla. No en vano, sus camaradas destacan de él su gran empatía, por la que sabe ponerse en el lugar del otro y comulgar con sus sentimientos. Los propios, sin embargo, se guarda mucho de expresarlos en público, según dicen, por timidez.
Hombre familiar, padre de dos hijos de 23 y 15 años, es alegre, expansivo y vital, y quien le conoce destaca que ha sabido reponerse de los fuertes golpes que le ha dado la vida, como el repentino fallecimiento de un hermano o la terrible enfermedad degenerativa de su madre. En lo profesional, él mismo ha asegurado que con Iberia ha afrontado la mediación “más compleja” de su vida y, a estas alturas de la trama, nadie mejor que él para intentar ponerle fin a esta larga película.