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Las pymes esperan el dinero de las pensiones

Algunos sectores lo esperaban como agua de mayo y, finalmen_te, el Real Decreto-Ley 4/2013, de 22 de febrero, de apoyo al emprendedor y de estímulo del crecimiento y de la creación de empleo, incluía medidas para ampliar el abanico de inversiones para las compañías de seguros y planes de pensiones. Por una parte, ahora podrán tener en su cartera un mayor porcentaje de compañías de capital riesgo y, por otra, se da el visto bueno para poder entrar en empresas más pequeñas, en concreto en las cotizadas en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB), lo que implica tanto Sicav como las denominadas empresas en expansión.

En detalle, se ha modificado el reglamento de planes y fondos de pensiones para ampliar el máximo que se puede destinar a una sola posición en capital riesgo, del 2% de antaño a un 3% a partir de ahora. Un límite que puede llegar al 6% en determinados casos. Lo cierto es que los planes pueden acceder a este tipo de activos desde 2004, sin embargo, el sector nunca ha terminado de decidirse.

Para Carlos Lavilla, presidente de la Asociación Española de Entidades de Capital Riesgo (Ascri) y consejero ejecutivo de Corpfin, se trata sin duda de una buena noticia que podría incrementar la canalización de recursos; no obstante, “este avance podría ser realmente efectivo si se corrigiese el principal obstáculo legal para la inversión en capital riesgo por parte de los fondos de pensiones españoles, como consecuencia de la limitación legal sobre comisiones de gestión”, en referencia a las consecuencias que tiene estar obligados a no sobrepasar el 2% frente a la inexistencia de topes en otros países de nuestro entorno. De hecho, mientras que los fondos de pensiones y planes de empleo, tanto privados como públicos, representan en toda Europa el 37% de los fondos gestionados por el capital riesgo, en nuestro país este porcentaje se reduce al 1,5%.

Otras modificaciones van destinadas a recoger la posibilidad de que seguros y fondos de pensiones puedan invertir en valores admitidos a negociación en el MAB –el mercado para pymes promovido por Bolsas y Mercados Españoles (BME)–, y que dichas inversiones sean consideradas aptas para la cobertura de provisiones técnicas.

Sube al 3% lo que se puede destinar a una posición en capital riesgo

Según Álvaro Monterde, experto en previsión social de March-JLT, este cambio responde más a una medida para potenciar y desarrollar estos segmentos que a una necesidad real de los fondos de pensiones de empleo, ya que estos “tienen todavía un largo camino para mejorar la concentración existente en sus carteras”. “Antes de invertir en acciones del MAB deberían aumentar la diversificación geográfica y el peso de la inversión alternativa”, recuerda.

En BME han recibido esta decisión de forma muy satisfactoria, ya que “entendemos que la inversión en activos alternativos ha de tener cierta vocación de permanencia”. “Es obvio que no se trata de un mercado para traders que buscan la revalorización inmediata, por lo que planes de pensiones y compañías de seguros se adecúan bastante a esa filosofía”, señala Antonio Giralt, presidente del MAB. Sin embargo, no han hecho cálculos del impacto que puede tener la medida ya que, puntualiza, “se ha abierto una posibilidad, pero luego los gestores deberán decidir si entran o no”. Para ello, Giralt no oculta lo útil que sería que se aplicara algún tipo de incentivo fiscal para animar a los inversores a entrar en los valores más pequeños.

Movilizaciones

l Hoy cotizan en el MAB casi 3.000 Sicav, una entidad de capital riesgo y 22 empresas en expansión. Además, ya se ha emitido la regulación necesaria para la entrada de vehículos de inversión inmobiliaria, las denominadas Socimi. Asimismo, es posible que los planes también lleguen a poder invertir en el futuro Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF).

“Siempre que se amplían las opciones de inversión deben de ser bien recibidas por el ahorrador, porque permiten diversificar más la cartera y, por lo tanto, el riesgo”, apunta Carlos Herrera, asociado de EFPA (Asociación Europea de Asesores Financieros). “Ahora bien”, añade, “estas nuevas posibilidades implicarán una mayor exigencia en la calidad profesional de las personas que están en los departamentos de inversión de las gestoras de fondos de pensiones para obtener la máxima rentabilidad con el mínimo riesgo”.

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