El mayor pleito de la historia
Todos los que estudiamos Derecho recordamos lo fascinante que fue adentrarse en las exquisiteces del Derecho romano, como es, por ejemplo, la distinción entre la culpa leve u omisión de la diligencia normal, la culpa lata u omisión de la más elemental diligencia que cualquiera observa y la culpa levissima u omisión de la diligencia que solo las personas más cuidadosas observan. Pues bien, el pleito mayor de la historia va a consistir ni más ni menos en distinguir entre el primero y el segundo nivel de culpa. Al fin y al cabo, lo más importante en los juristas es saber distinguir.
Se trata de la reclamación de los afectados por el vertido de petróleo en el golfo de México por la petrolera BP, causado por la explosión de la torre de perforación Deepwater Horizon en abril de 2010, juicio que dio comienzo la pasada semana ante el Tribunal Federal de Nueva Orleans. Consecuencia de esta catástrofe, se derramaron al mar cinco millones de barriles de crudo, causándose la muerte de 11 personas y colosales daños, la extinción de la vida submarina y la ruina de innumerables empresas vinculadas al mar, la pesca o el turismo. Una visión estadística da cuenta de la magnitud del litigio que justifica este título. Los demandantes afectados son los estados ribereños del Golfo (Alabama, Florida, Luisiana, Misisipi y Texas) y más de 100.000 empresas y ciudadanos del sector privado. Los demandados son, en primer lugar, BP, titular de la explotación; Transocean, el operador, y Halliburton, el suministrador del cemento para sellar el pozo.
El litigio es gigantesco. El número de documentos que integran la instrucción supera ya los 90 millones. La reclamación puede alcanzar los 18 millardos (miles de millones) de dólares (para los que añoran las pesetas, 2.340.000.000.000 pesetas). BP calcula que solo la factura de sus abogados podría ascender a 1,73 millardos de dólares. Este proceso, que debía haberse iniciado hace tiempo, fue retrasado un año puesto que estuvo cerca de alcanzarse un acuerdo extrajudicial para evitarlo, pero fracasó al estar las posiciones transaccionales muy separadas.
"El procedimiento será espectacular y durará varios meses, aunque muchos creen que antes se llegará a una transacción”
El juicio se desarrolla sin jurado ante el juez Carl Barbier, del Tribunal de Nueva Orleans. El juez planea que el procedimiento se desarrolle en tres fases (sabido es que, a diferencia del nuestro, el Derecho norteamericano confiere amplio poder a los jueces para organizar sus procesos). En la primera fase, de unos tres meses, se espera descubrir las causas que produjeron la explosión y determinar el porcentaje de negligencia de las diversas empresas implicadas. La segunda habrá de determinar la cantidad de crudo que se derramó en el Golfo y la tercera, ya en 2014, considerará las indemnizaciones.
Ya de inicio, los abogados de los reclamantes han alegado que los ejecutivos de BP ejercieron una gran presión financiera para recortar costes y agilizar el proceso técnico (es decir, speed over safety); que Transocean tenía una cultura de seguridad lamentable, y que Halliburton suministró un producto mal diseñado, mal probado e inestable. Como es comprensible, las demandadas se acusan recíprocamente.
Admitido por BP que se cometieron errores y habiendo ya compensado a algunos damnificados, he dicho al principio que el problema clave desde la perspectiva jurídica será determinar si los demandados incurrieron en culpa leve (ordinary negligence) o en culpa lata o grave (gross negligence). Si la negligencia simple implica errores, la grave implica un desprecio intencional o temerario de la seguridad humana y ambiental, por lo demás difícil de probar. De acuerdo con la Clean Water Act, un contaminador puede ser obligado a pagar un mínimo de 1.100 dólares por cada barril de petróleo vertido, pero esta cantidad puede verse cuadruplicada a 4.300 dólares por barril en el caso de que incurriera en culpa lata. En el segundo caso, se estaría hablando de la indemnización de 18 millardos. Qué gran desastre y qué gran pleito el que se deriva y del que es difícil predecir el resultado. El procedimiento será espectacular y durará varios meses, aunque muchos están convencidos de que antes se llegará a una transacción evitando la siempre imprevisible solución de la espada judicial.
En EE UU hay muchas cosas grandes, que impresionan por veces que se visite. Los rascacielos, los aeropuertos, las autopistas, los centros comerciales… Hay que añadir los pleitos. Allí, todo lo que hace referencia al Derecho o a los tribunales adquiere una proporción enorme. Quizá también por eso, Thomas Paine, ya en el siglo XVIII exclamó la famosa frase "in America, the law is king".
Ramón Mullerat es abogado y expresidente del Consejo de Colegios de Abogados de la Unión Europea (CCBE).
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