EADS vuela alto, por ahora
EADS ha sorprendido a los mercados con sus buenos resultados de 2012 y unas perspectivas optimistas. Sin embargo, su actual fortaleza deja intacta la vulnerabilidad cíclica que su fallida fusión con BAE Systems el año pasado debía corregir. A juzgar por este reto a largo plazo, la alegría del mercado puede ser algo exagerada.
El grupo está trabajando duro para que los inversores olviden esa fusión fracasada. Ha aumentado su dividendo en un tercio y quiere recomprar el 15% de sus acciones, como planeaba en el plan de fusión. A corto plazo, la posición de EADS parece fuerte. En 2013, la dirección pretende aumentar el ebitda en un 17%, hasta 3.500 millones. La compañía también renovó hace poco su estructura accionarial, reduciendo la influencia de los gobiernos francés y alemán sobre las decisiones de la empresa.
En cuanto al largo plazo, EADFS no es invulnerable. Su éxito actual descansa mayoritariamente en Airbus, su aerolínea civil. Se beneficia de un aumento global de la demanda de aviones por el crecimiento de los mercados emergentes, y por los cambios por aeronaves más eficientes. Sin embargo, la empresa encara una competencia dura con su rival americano, Boeing. Y tendría que reconocer que el calendario para su próximo modelo, el A-350, sigue siendo todo un reto.
La dependencia de un mercado cíclico era uno de los problemas clave que la fusión con BAE debía solucionar. El negocio de defensa de EADS es pequeño.
El acuerdo hubiese creado una compañía sólida en dos mercados relacionados pero independientes. El mercado militar es menos volátil, pese a la recesión actual por la necesidad de los gobiernos de reducir gastos.
Aunque EADS no esté bajo presión, los argumentos en favor de un acuerdo siguen siendo válidos. A largo plazo, la lógica industrial puede que prevalezca algún día sobre los intereses de los políticos europeos.