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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Las reformas dan frutos, pero más si se completan

La multinacional francesa Renault ha decidido lanzar su nuevo plan industrial en las plantas de fabricación y montaje que tiene en España, descartando las opciones de las factorías ubicadas en Turquía o la propia Francia. Los detalles del programa industrial serán explicados hoy en Palencia, a propósito de una visita del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; pero se da por hecho que crearán 1.300 nuevos empleos directos y que la carga de trabajo está garantizada para una década. Esta decisión de la automovilística es el virage definitivo que precisaba una industria tan emblemática como esta para España para confirmar que las dudas sobre su sostenibilidad se han disipado, para confirmar que tiene un futuro en el medio plazo, pese al ejercicio general de relocalización industrial que se había abierto con la crisis y la competencia abierta de países emergentes, tanto en Europa como en Latinoamérica o Asia. El que ha sido uno de los primeros productores mundiales de automóviles en los últimos lustros empieza a retener su posición cuando sus competidores ceden posiciones, y lanzan un mensaje a toda la industria manufacturera de que España es un país competitivo, como también ratifica el fuerte crecimiento de las exportaciones manufactureras en los últimos trimestres.

Las primeras explicaciones de esta relocalización industrial que ya se manifiesta en el sector automovilístico (a los ejemplos de Renault hay que añadir Seat, Citroën, Opel y Ford) están en la aceptación de las crecientes dosis de flexibilidad laboral promocionadas por la reforma laboral, y por la dispoción de unos sindicatos con alto grado de compromiso con el futuro del empleo, que en muchos casos caminan sin atadura alguna de las confederaciones de la UGT o CC OO. Cambios en los turnos, en los mecanismos de remuneración, en el control del absentismo, etc. han facilitado, junto con el ya existente alto grado de cualificación y profesionalización de estas plantillas, la decisión de las multinacioinales. Las reformas, por tanto, comienzan a dar sus frutos, como seguramente los darán en el mercado de trabajo en general cuando la economía se estabilice.

Pero las reformas proporcionan más desempeño si se aplican todas las que remuneven los mercados de bienes, servicios y factores a la vez. Un año después de ganar las elecciones por mayoría absoluta, el Gobierno ha puesto unas cuantas en marcha: laboral, financiera, educativa, etc. Pero el efecto multiplicador que proporcionarán las que faltan no puede retrasarse. Las reformas energética o la de las administraciones públicas siguen pendientes, y, tal como funcionan los códigos políticos en España, el presidente Rajoy no dispone de solo un año más para ponerlas en marcha. La primera mitad de la legislatura se reforma, y la segunda se mira para las siguientes elecciones y no se toma ni una sola decisión complicada.

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