Cameron y Merkel coinciden en que la UE tiene que "vivir de acuerdo con sus posibilidades"
El primer ministro británico, David Cameron, y la canciller alemana, Angela Merkel, se reunieron en Londres con el fin de acercar posturas sobre el espinoso asunto de los presupuestos europeos y coincidieron en que la Unión Europea tiene que "vivir de acuerdo con sus posibilidades".
Ambos líderes, que mantienen posturas enfrentadas en relación a los fondos de Bruselas, creen que "los países europeos tienen que vivir de acuerdo con sus posibilidades, al igual que lo tiene que hacer la UE", según explicó Cameron.
Mientras Alemania defiende en principio una cierta subida del presupuesto de la UE para el periodo del 2014 al 2020, Reino Unido quiere su congelación en términos reales.
Cameron reconoció junto a Merkel que intentará "conseguir un buen acuerdo para los contribuyentes británicos y para el Reino Unido" y dijo que considera "un error" que Bruselas aumente su presupuesto cuando está "resultando tan difícil para todos los países conseguir cuadrar sus cuentas".
Por su parte, la canciller alemana, que viajó a Londres con el fin de allanar el camino para la cumbre de la UE de los días 22 y 23 y evitar un veto del Reino Unido, explicó que su interés es que "se use nuestro dinero de manera efectiva".
"No todo el gasto que hemos llevado a cabo se ha utilizado con gran eficiencia y necesitamos abordar eso", señaló Merkel, que no quiso revelar si aceptará la reclamación británica de congelar los presupuestos comunitarios.
A pesar de la buena química entre los dos líderes que coinciden en su defensa de la austeridad fiscal, Merkel y Cameron mantienen posturas enfrentadas en su visión de Europa y sus presupuestos, que de no aprobarse podrían agudizar de manera muy grave la crisis de la Unión.
Cameron ha prometido que su Gobierno negociará de manera "dura" y "firme" el presupuesto plurianual y ha llegado incluso a amenazar con vetar su aprobación si no satisface los intereses de su país.
El "premier" británico ha prometido que no volverá de Bruselas con un acuerdo que suponga un aumento de los presupuestos más allá de la inflación ya que, a pesar de que ha reconocido que preferiría un recorte, ésta "no es una opción realista".
La presión en casa sobre el líder conservador es evidente ya que el sector más euroescéptico de su partido pretende que los fondos europeos se reduzcan en vez de congelarse y apuestan por mantener una la política de confrontación con Bruselas.
Los rebeldes "tories" aliados con la oposición laborista provocaron recientemente una humillante derrota parlamentaria para Cameron que vio rechazada, aunque no era una votación vinculante, su propuesta presupuestaria para la UE.
Desde Alemania se ven con preocupación estas presiones domésticas ya que puedan derivar en una nueva crisis como la que protagonizó el Reino Unido el año pasado al oponerse al pacto fiscal propuesto por el Gobierno de Merkel.
En este sentido, la canciller alemana dijo hoy en Bruselas que quiere "un Reino Unido fuerte en Europa" y que iba a trasladar hoy a los británicos que, si bien pueden ser felices como "isleños", también corren el peligro de "quedarse aislados".
Alemania, que en 2010 firmó un comunicado apoyado también por Reino Unido para defender la congelación de los fondos comunitarios, ha cambiado de postura y ahora defiende un presupuesto que apoye el crecimiento, la competitividad y el empleo en la UE.
Ahora Merkel no tiene inconveniente en que se aumente ligeramente el presupuesto para invertir en el desarrollo de Polonia y otros de sus socios del Este.
Las negociaciones entre los 27 estados miembros que deben aprobar el presupuesto se presentan difíciles dada la crisis por la que atraviesan muchos países europeos que ven con recelo aumentar su aportación a Bruselas cuando se están aplicando tajantes e impopulares medidas de reducción del gasto público.
La UE está a favor de que los fondos para el periodo hasta 2020 sea equivalente al 1,03% de la riqueza nacional bruta de la UE, lo que supone un incremento del 5% frente al de 2007-2013, una propuesta que Cameron calificó hoy de "ridícula"