La fuerza acompaña a Disney
Bob Iger y George Lucas o bien están alardeando de sus raíces californianas, o tienen algo que ocultar. El jefe de Walt Disney dio a conocer la compra del estudio del creador de La guerra de las galaxias y de Indiana Jones, Lucasfilm, en un día en el que Wall Street y los mercados de valores cerraron por el huracán Sandy. Iger deberá pedir a sus accionistas que confíen en el poder de la Fuerza.
No es la primera vez que Iger ha usado el tesoro de Disney para adquirir las fuerzas creativas que la compañía parece no poder reunir por sí misma. Pagó 45 veces sus ingresos por Pixar en 2006 y casi otro tanto por Marvel tres años después. Mientras estos han demostrado ser útiles para el estudio, los beneficios para los accionistas siguen sin estar claros.
Los beneficios de Lucasfilm son aún más difíciles de analizar. Como una empresa privada, sus números se mantienen en el "lado oscuro", y Disney no ha hecho mucho por darles luz. Iger señala que la unidad de productos de consumo debería cosechar unas ganancias similares este año a las que Marvel hizo en 2009, unos 215 millones de dólares. Suponiendo que los márgenes de esta unidad estén en línea con las de la propia Disney, estos ingresos podrían equivaler a 600 millones de dólares.
La atracción real reside en el potencial de alargar la vida de la franquicia Star Wars. Los fans esperaron desde 'El Retorno del Jedi' en 1983 por tres secuelas. En cambio, Lucas produjo tres precuelas entre 1999 y 2005. Iger planea lanzar un séptimo episodio en 2015 y calcula que cada secuela podría generar 1.500 millones de dólares en taquilla.
Hay que calcular que los costes de producción serían una quinta parte de esa cantidad, más de lo que se gastó en 'La venganza de los Sith' en 2005. Los fans, por supuesto, pueden preocuparse de que Disney incorpore más personajes infantiles del estilo Jar Jar Binks. Pero si la historia sirve de guía, primero verán las películas y luego se quejarán. Eso, más que nada, es lo que ha guiado a Iger en este acuerdo.