De la ciudad fantasma de Valdeluz a Castellana 200
La ciudad de Valdeluz, en Guadalajara, y el edificio Castellana 200, en Madrid, son los dos grandes proyectos de Reyal Urbis. Y han seguido caminos muy diferentes. El del fracaso, a día de hoy, de Valdeluz, y el del aparente éxito de Castellana 200.
Reyal ha invertido 1.123 millones de euros en la construcción de Valdeluz, prácticamente una nueva ciudad muy cercana a Guadalajara, lindando con Madrid. La compañía tenía previsto realizar las obras de la nueva ciudad en cuatro fases, pero solo ha finalizado una, con 2.000 viviendas.
A finales de 2008, en Valdeluz solo estaban empadronadas 312 personas y el aspecto era el de una ciudad deshabitada, sin apenas servicios. En 2010 el número de habitantes de Valdeluz, cuyos planes de construcción contemplaban una población de 30.000 personas, no llegaba a las 800.
En 2008 el coste de una vivienda de Reyal en Valdeluz de un dormitorio era de 144.500 euros. La compañía pedía por uno de dos dormitorios 187.200 euros. Con una habitación más el coste era de 224.800 euros y de 282.000 por una vivienda de cuatro dormitorios. Un chalé de la empresa en Valdeluz costaba 331.500 euros.
Valdeluz, de manera difícilmente explicable, cuenta con una estación de AVE. Según datos de Renfe, el AVE que para en Valdeluz tenía en 2008 una media de 10 viajeros al día. En Guadalajara es posible utilizar los trenes de cercanías para plantarse en Atocha en 56 minutos. El precio de ida y vuelta es de 3,8 euros (en 2008) y hay cuatro trenes a la hora entre las cinco de la mañana y las 11 de la noche.
Un total de 12.000 viajeros hacen diariamente el trayecto que separa Guadalajara y Madrid en el servicio de cercanías. El precio de un viaje en AVE desde la estación de Yebes (Valdeluz) de ida y vuelta a Madrid es de 25,9 euros. Entre las 8.35 horas y las 12.00 horas salen tres trenes a la hora con destino la estación de Atocha y después la periodicidad va disminuyendo. Para llegar a la estación de ferrocarril, los habitantes de Valdeluz, la población más cercana a ella, debe ir en coche.
Con apoyos políticos
Reyal Urbis cedió en 2010 el control a la banca de su otro gran proyecto, Castellana 200. Se trata de un edificio situado en ese número del paseo de la Castellana que ahora está a punto de abrir sus puertas y que contempla la construcción de centro comercial, edificios de oficinas y un hotel de lujo.
En 2009, el grupo llegó a paralizar las obras del complejo ante la falta de financiación para mantener el proyecto, dejando en el paseo de la Castellana un bloque de hormigón al descubierto.
En el marco de un acuerdo de refinanciación de 2010, Reyal Urbis traspasó el control del proyecto a una sociedad integrada por los bancos acreedores de la compañía -BBVA, Sabadell, Bancaja, Santander y Banco de Valencia- quedándose Reyal Urbis con el 49% de los derechos políticos y una participación accionarial del 91,6%.
El proyecto Castellana 200 fue presentado en 2006, poco después de que Reyal lanzara una opa sobre Urbis por 3.317 millones, por Rafael Santamaría y el entonces alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. Castellana 200 servirá "para situar a Madrid entre las primeras ciudades del mundo", declaró entonces el actual ministro de Justicia.
Con el apoyo de la banca acreedora, Reyal Urbis ha proseguido con la edificación del emblemático Castellana 200, anunciando en los últimos meses la llegada de nuevos inquilinos, entre ellos el grupo Schweppes, Media Markt o H&M. La compañía inmobiliaria estuvo a punto en 2011 de alquilar el complejo al Icex, pero las negociaciones se cortaron en el último momento.
El primo del Rey salió del consejo en julio
Carlos de Borbón Dos Sicilias y Borbón-Palma, primo del Rey, abandonó el consejo de Reyal Urbis el pasado julio por "razones personales", según informó la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El exalcalde de Madrid José María Álvarez del Manzano, sin embargo, continúa en el consejo. El primo del Rey fue también consejero del grupo Marsans, entre 1993 y 2009. Con motivo del proceso concursal de la compañía, los administradores solicitaron el embargo de los bienes de los consejeros, petición que fue rechazada. En la vista celebrada en marzo de 2011 en el Juzgado Mercantil número 12 de Madrid, donde fue denegada esa petición, Pedro López Quesada, yerno de Carlos de Borbón, explicó a la magistrada que desde hacía cuatro o cinco años sus familiares percibían que Carlos de Borbón sufría "lagunas de memoria" y dificultades para hablar o moverse.