RBS abandona el 'paraguas' del Estado tras pagar 3.000 millones
Royal Bank of Scotland (RBS), controlado en un 82% por el Gobierno británico tras el multimillonario rescate de la entidad en 2008, ha anunciado que mañana abandonará el programa público de protección de activos tóxicos (APS por sus siglas en inglés) tras haber abonado desde noviembre de 2009 un total de 2.500 millones de libras (unos 3.000 millones de euros) en concepto de comisiones por su participación en el mismo.
El exsocio de Banco Santander, Royal Bank of Scotland comienza está listo para iniciar su andadura sin la la tutela del Gobierno británico. "RBS tiene la satisfacción de anunciar que ha acordado con el Tesoro abandonar el 18 de octubre de 2012 el programa de protección de activos", anunció la entidad en un comunicado, donde explicó que en total "RBS habrá pagado 2.500 millones de libras por su participación en el APS" además de los 1.500 millones de libras (1.845 millones de euros) abonados a la Hacienda británica por la liquidez recibida durante la crisis financiera.
La entidad escocesa destacó que la salida de este programa del Gobierno demuestra los progresos realizados en la transformación de su balance, que había llegado a ser "demasiado grande e inestable", en uno más conservador y sostenible.
De hecho, si el Gobierno británico pactó en noviembre de 2009, cuando RBS entró en el programa, avalar 282.000 millones de libras en activos (346.850 millones de euros), estos han bajado un 63% en la actualidad hasta los 105.000 millones de libras (129.150 millones de euros).
"Todos queremos un sistema en el que la banca no tenga nuevamente necesidad de buscar apoyo del Gobierno ante una crisis financiera", declaró Stephen Hester, consejero delegado de RBS, quien considera que el abandono de la entidad de este programa representa "un hito en la recuperación de RBS".
La recuperación de Royal Bank coincide con la ruptura entre el grupo británico y Santander para que este último adquiriera 318 oficinas para integrarlas en su red de Reino Unido.
El banco británico estaba obligado por Bruselas a desprenderse de estos activos tras las ayudas recibidas en 2008, y había llegado a un acuerdo en el mes de agosto de 2010 con Santander UK.