El ajuste, también para la patronal
CEOE atraviesa momentos complicados. Sus tensiones internas van mucho más allá de divergencias políticas como las emergidas ante las propuestas de Artur Mas para Cataluña, comunidad con fuerte peso en CEOE. Las diferencias se refieren sobre todo a la razón de ser de la organización con su actual estructura y tienen gran parte de su origen, como ocurre en la mayoría de las empresas a las que representa, en la crisis económica. Muchas de las patronales asociadas a la confederación están solicitando de forma masiva reducir sus vocalías (la asamblea general tiene 800 representantes) al no poder hacer frente a los 9.000 euros anuales que han de pagar por cada una. Un sector como la construcción, que de 400.000 empresas ha bajado a la mitad y va camino de quedar en 100.000, quiere reducir sus 40 vocalías y diferentes asociaciones intentan hacer o han hecho lo mismo. La patronal y los sindicatos han sufrido un tijeretazo en las importantes, y discutibles, ayudas públicas que recibían. Por eso la aportación de sus afiliados es vital, como debía haber sido siempre. Para ello, en el caso de CEOE, hay que ofrecer servicios adecuados a las necesidades de las empresas. Lo que no es buena política es amenazar directamente con expulsar a quienes vean necesario acomodar su aportación a la crisis. Tal vez la solución, como hacen sus empresas, esté también en ajustar los costes.