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El caso de Hormigos no es el primero

Cuando un vídeo erótico marca una carrera

La concejala de Los Yébenes es un ejemplo de cómo un asunto privado puede complicar una trayectoria.

La concejala socialista de Los Yébenes (Toledo) Olvido Hormigos Carpio
La concejala socialista de Los Yébenes (Toledo) Olvido Hormigos CarpioEfe

El vídeo en el que se ve a la concejal socialista de Los Yébenes en actitud erótica se ha propagado como la pólvora gracias a las redes sociales. Curiosamente, el asunto había quedado ya olvidado en la pequeña localidad toledana, según declaraciones de la edil, Olvido Hormigos, al diario El País. Fueron las redes sociales las responsables de situar el tema un mes después en el candelero, llegando a ser difundido por algunos medios de tirada nacional. Resulta, además, que han sido las mismas redes sociales (Twitter, en este caso) las que han desatado una campaña de apoyo a la edil para que no dimita, como al final ha sido.

El caso de Hormigos no es el primero, ni será el último, en que la misteriosa difusión de imágenes comprometedoras amenazan la carrera de un profesional. Hay casos en los que ha derribado a gigantes, pero también hay quienes han sobrevivido e incluso aprovechado el tirón.

Los malparados

Entre los primeros destaca, por cercanía en el tiempo, Anthony Weiner, congresista demócrata por Nueva York y una de las personas que estaba llamada a ocupar un cargo importante en la Administración Obama. La difusión, el año pasado, de una serie de fotografías y mensajes sexuales a varias mujeres por Twitter hizo que renunciara a su cargo y diera por finalizada su carrera en el sector público.

Menos conocido en Occidente, aunque causó gran revuelo en Asia, es el caso de Hoang Thuy Linh, una cantante y estrella televisiva juvenil vietnamita que vio truncada su hasta entonces meteórica carrera en 2007, cuando sumaba 19 años, a raíz de que un exnovio suyo colgara en internet un vídeo en el que ambos practicaban sexo.

Los supervivientes

Pero hay quienes han aguantado estoicos el chaparrón desatado por el vídeo en cuestión sin perder el puesto. Uno de los casos más sonados fue el de Max Mosley, quien fuera presidente de la FIA (Federación Internacional del Automóvil). En 2008 se difundió un vídeo en el que se le veía participar en una orgía sadomasoquista junto a varias chicas con parafernalia nazi. El septuagenario aguantó un año más en el cargo, hasta que su mandato expiró en 2009.

En esta categoría se podría incluir al ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, cuyas presuntas fiestas con prostitutas no hicieron tambalear lo más mínimo su mandato.

Los más sonados

En los casos que más han dado que hablar, los que han afectado a figuras de mayor relevancia, no han salido a la luz grabaciones. No pasó con Berlusconi ni con el episodio más trascendente de las últimas décadas: el que afectó al entonces presidente de EE UU, Bill Clinton, cuyo affaire con la becaria Mónica Lewinsky forma parte hoy de la cultura popular.

Los casos de abuso sexual, que nada tienen que ver con affaires, tampoco escasean. David Wu, el primer congresista estadounidense de origen chino, abusó presuntamente de la hija de un amigo; sobre Al Gore pende una acusación por relaciones no consentidas con una masajista; y el mismo tipo de cargo soporta el activista y periodista Julian Assange. Tampoco hay imágenes que prueben que Dominique Strauss-Kahn, ex máximo responsable del FMI y excandidato más que probable para derrocar a Nicolas Sarkozy como presidente de Francia, abusara de una empleada de un hotel neoyorquino.

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