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Columna
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El mercado exagera la victoria de Apple

Los inversores han reaccionado exageradamente a la derrota de Samsung en los juzgados ante Apple. El valor de mercado del grupo coreano cayó en 12.000 millones de dólares después de que un jurado de California le sancionara con 1.000 millones de dólares por infringir las patentes de su rival. Pero incluso si se le prohíbe a Samsung vender terminales en EE UU por un año, no perdería mucho. Y sigue batiendo a Apple en un mercado más importante y donde las patentes no están en disputa: China.

El fallo no presenta riesgos. El juzgado podría triplicar los daños, y Apple podría ganar un mandato judicial impidiendo a Samsung vender sus teléfonos y tabletas en EE UU. Además, el mercado más importante es uno en donde Apple no está demandando: China. La cuota del 21% de Samsung en el mercado chino de smartphones, el mayor por número, triplica a la de Apple. EE UU representa solo el 4% de los ingresos mundiales de Samsung por smartphones. Incluso si finalmente no puede vender en EE UU en un año, el golpe financiero sería de 4.200 millones de dólares. Es aproximadamente lo que Samsung ingresa por smartphones y otros dispositivos móviles en tres meses.

Samsung y Apple tienen una relación de amor-odio. Pese a que compiten en los mercados de smartphones y tabletas, Samsung también es el proveedor clave de chips y pantallas de Apple. Podría decirse que Apple necesita más a Samsung que al revés. En torno al 25% de cada iPhone está hecho por Samsung, mientras que Apple solo representa el 5% de los ingresos totales de Samsung.

Además, no es que la amenaza de Apple venga de la nada. La acción de Samsung ha venido cotizando a unas ocho veces los ingresos estimados, en gran parte por los temores a que Apple pueda bloquear los productos de Samsung o cambiar sus proveedores. El competidor coreano LG cotiza a unas 14 veces y Apple a 15.

Incluso si Samsung sufre un golpe financiero, sus acciones seguirían cotizando a al menos 10 veces los ingresos y por debajo de su valor de liquidación. Los inversores no deberían dejar que una mala manzana eche a perder sus acciones de Samsung.

Por Wayne Arnold

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