Draghi deniega el 'lunch' gratis
La promesa del presidente del BCE de comprar bonos gubernamentales a corto plazo de la zona euro es positiva, pero tiene una trampa, los países deben primero pedir la ayuda. La decepción de los inversores por la falta de acción inmediata del banco central hace los rescates más probables.
El BCE todavía está trabajando en el esquema, y solo lo activará una vez que los Gobiernos que necesitan ayuda hayan solicitado el rescate. En todo caso, Draghi también acabó con las esperanzas de que el BCE decidiera financiar el Mecanismo Europeo de Estabilidad.
Vincular las compras de deuda en el mercado secundario a los rescates debería garantizar que los Gobiernos no eluden las dolorosas reformas. Eso es prudente y políticamente inteligente -la ayuda incondicional que hubieran tenido haría que Alemania se tirase de los pelos, mientras Italia y España, reirían disimuladamente-.
Mientras tanto, las compras se concentran en deuda a corto plazo, lo que debería aliviar las tensiones en los mercados monetarios y tasas más bajas para Gobiernos y el sector privado, sin dar una salida fácil a los inversores que buscan desprenderse de la deuda periférica. Draghi se comprometió a solventar las dudas sobre que las compras de bonos por parte del BCE tendrán un rango de prelación superior al del resto de inversores, aunque no dijo cómo.
Hay todavía grandes desafíos económicos y políticos por delante. El plan de compra de bonos no ha recibido el apoyo unánime en el Consejo de Gobierno del BCE, lo que sugiere que Draghi no ha podido convencer al Bundesbank. Los inversores pueden también preocuparse por el tamaño de los fondos de rescate, aunque si solo se necesitan para cubrir parte de las necesidades de financiación de España y a más largo plazo, de Italia, debería durar un buen rato. Mientras, la situación de Grecia en la zona euro sigue siendo precaria.
Mario Monti y Mariano Rajoy han elogiado las propuestas del BCE. Sin embargo, ninguno está entusiasmado con la idea. Con el rendimiento de los bonos a 10 años subiendo, la petición formal de ayuda parece cada vez más probable. Tal vez España e Italia deben reducir la vergüenza y pedir ayuda.