Heathrow ensaya el 'baile' de llegada de los atletas
El aeropuerto cuenta con una terminal temporal para deportistas
Las largas colas sufridas por los viajeros en las aduanas durante los últimos meses no asustan a Heathrow. Cuando faltan dos días para la fastuosa inauguración del evento, diseñada por el director de la película Slumdog Millionaire, los administradores del gran hub londinense aseguran que ellos también tienen bien ensayada su propia coreografía.
Cada movimiento está milimetrado y repetido en ensayos generales hasta el hartazgo. BAA, de la española Ferrovial y propietaria del aeropuerto, asegura que ha previsto meticulosamente cómo actuar ante cada uno de los muchos retos a los que se enfrenta: la llegada de 7.000 atletas paralímpicos, la responsabilidad de procesar hasta 200.000 maletas en solo una jornada, (50.000 más que en los días normales) o facturar objetos de diseño como canoas, bicicletas, jabalinas o arcos con flechas. Estos últimos tendrán que ser tratados además con los requerimientos especiales de transporte de armas. Se prevé que el 15% del equipaje esos días serán piezas de material deportivo de gran tamaño.
Los Juegos Olímpicos se celebran entre el 27 de julio y el 12 de agosto: y los Paralímpicos del 29 de agosto al 9 de septiembre. La jornada de mayor actividad será el 13 de agosto cuando el aeropuerto prevé que gestionará 137.800 pasajeros. El reto de los paralímpicos será mayor si cabe. Durante la semana anterior y posterior, llegarán a Heathrow 1.800 atletas en silla de ruedas, la misma cifra que reciben normalmente en un mes. Para la ocasión se instalará un taller de reparación de estas sillas y se aumenta el número de ascensores, rampas y baños adaptados.
Tendrá un servicio especial de envío de maletas a la Villa Olímpica
Pese al ingente esfuerzo, la prensa local no deja de expresar su preocupación por un posible caos, especialmente por las largas colas que sufren los viajeros que llegan al aeródromo oficial, que ya de por sí es el más concurrido de Europa. Los medios británicos denuncian que se puede esperar hasta dos horas por la falta de personal en el control de pasaportes, como consecuencia de los recortes presupuestarios y, si el viajero no es ciudadano de la Unión Europea, más.
Pero este hub recuerda que ya sabe lo que es trabajar bajo presión, pues opera diariamente al 99% de su capacidad. Sus responsables aseguran que los 20 millones de libras (unos 25 millones de euros) que BAA ha invertido en prepararse, servirán para que Londres ofrezca un buen recibimiento a la familia olímpica. Son conscientes de que el principal aeropuerto londinense será el primer y último recuerdo de los visitantes. "Vamos a tener que gestionar la llegada de más pasajeros y más equipaje que nunca en nuestra historia, pero hemos puesto medidas para que la entrada y salida a la ciudad sea suave y no tenga protagonismo alguno en su experiencia olímpica", asegura Nick Cole jefe de planificación del aeródromo en los Juegos.
Unos 480 trabajadores extra han sido entrenados para asumir el exceso de demanda en las operaciones de salida y de llegada en la frontera, según datos de la BBC. "Tenemos personal suficiente para esos días" asegura Cole, aunque él prefiere no dar una cifra concreta. Además, el aeropuerto contará con los controles de pasaporte electrónico para acelerar el proceso.
Heathrow también quiere obtener la medalla de oro en su propia categoría. Con tal fin ha construido "la terminal de los Juegos", un edificio temporal situado en un parking entre la terminal tres y cuatro por la que pasarán los atletas y sus familias. Ningún avión saldrá o llegará a dicha terminal, que será desmantelada inmediatamente después del final del evento deportivo, el 9 de septiembre. La terminal, que se ha tardado cinco meses en construir y es del tamaño de tres piscinas olímpicas, cuenta con 31 mesas de facturación y siete controles de seguridad. Tendrá un servicio especial de envío de maletas a la habitación de los atletas en la Villa Olímpica.
Además, se ha cuidado la seguridad, haciendo ensayos, por ejemplo, para asegurarse que los controladores pueden alertar en dos o tres minutos de que un avión se ha desviado de su camino.