Profesor, político, empresario
El presidente de OHL tiene el respeto de un sector dominado por clanes.
Ha sido profesor, ha sido político y no ha dado la espalda a ninguna de esas dos facetas, que potencian al que puede ser el empresario más didáctico y diplomático del Ibex. La habilidad de Villar Mir en el trato desarma. Nunca subestima al contrario y no duda en aflojar la mano si forma parte de un plan superior, del que rara vez sale perjudicado.
A sus 81 años dice gozar de una salud de hierro. A la última reunión con analistas, la pasada primavera, llegaba de unas vacaciones en México. Besó a su hijo Juan y se dirigió al foro presumiendo de bronceado. No hizo más que exponer su debilidad por la familia y una fortaleza física e intelectual envidiable.
Juan Miguel Villar Mir nació en Madrid, en 1931, en el seno de una familia de clase media que no llegaba a acomodada.
æpermil;l mismo achaca su éxito al esfuerzo. Con un currículo académico brillante y una fulgurante carrera en la Administración, donde llegó a ocupar la vicepresidencia económica del Gobierno de Arias Navarro, Villar Mir afrontó ya maduro su etapa de empresario.
Muchos le achacan haberse valido de zombis empresariales para escalar. Una peseta le costó Obrascón en 1987, a lo que el empresario añade que la firma facturaba 28 millones de euros y perdía 10 millones. En 1991 Obrascón estaba ya en Bolsa y con 132 millones de euros en ventas.
Entre 1996 y 1999 absorbió otras 10 empresas en horas bajas: Elsan, Sato, Fernández Constructor, Huarte, Malvar, Osha, Guinovart, Sobrino, Pacsa y Lain. El resto de la historia de OHL corre paralela al boom de la construcción y hace años que se ganó el respeto de los clanes que dominan el sector.
Con grandes proyectos fuera de España, OHL se ha ganado un nombre a nivel mundial. Si algún proyecto se tuerce, como le sucedió en el AVE a Barcelona, Villar tira de temple, aguanta el temporal y sale reforzado.