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Columna
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Dividir Conoco puede funcionar

Ha pasado un año desde que ConocoPhilips rompiera el molde de las grandes petroleras. El 14 de julio de 2011, el director general James Mulva abogó por dividir las operaciones de exploración de las de refino. Sin embargo, su tiempo se acabó. Los nerviosos accionistas parecen querer la seguridad de unas fuentes diversas de ingresos. Por separado, las acciones se quedan atrás de otros conglomerados petrolíferos.

La separación de compañías de petróleo integradas, tal como hizo Mulva el año pasado, es sensata. Unir las briosas empresas de exploración con las más relajadas de refino no añaden demasiado valor. Hacer funcionar operaciones tan distintas requiere de diferentes habilidades de gestión. La combinación también enturbia el ambiente para los inversores. Mientras, la noción de que combinar productores y refinerías es más eficiente en términos de ahorro es un mito, según Mulva.

Los inversores no están muy convencidos. En la víspera de la decisión del año pasado de Mulva, ConocoPhilips estaba valorada en 104.000 millones de dólares. Las dos compañías existentes, la exploradora ConocoPhilips y la de refinamiento Philips 66, están valoradas ahora en unos 89.000 millones entre las dos, una caída del 14%. Por el contrario, Exxon Mobil y Chevron han caído un 2%. También pueden ser escépticos ante los agresivos planes de negocio de ConocoPhilips. En cambio, Philips 66 no tendrá fácil convencer a sus inversores de que puede impulsar las ventas.

El sentimiento negativo del mercado ante la división de Conoco puede reflejar el triunfo del miedo sobre la lógica a largo plazo. Un mérito claro de la integración es que ofrece un grado de seguridad. Cuando los precios en caída de la energía dificultan el beneficio de la exploración, las refinerías suelen beneficiarse de otras fuentes más baratas. Esto no significa que Mulva se equivocara. Pero es poco probable que los beneficios vayan a ser del todo apreciados hasta que los inversores no tengan más miedo.

Por Christopher Swann

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