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Stephen Urquhart. Presidente de Omega Internacional

"El reloj es un sueño, se compra una historia"

No ve sus relojes solo como lujo, sino como un gran legado. Cree que las marcas con valores permanecen en el tiempoHablando de valores

Lleva desde 1968 en el mundo del reloj de alta gama. Stephen Urquhart (Puerto España, Trinidad y Tobago, 1946) ha sido directivo de marcas como Audemars Piguet, Blancpain o Jaeger-LeCoultre y actualmente es el presidente de la suiza Omega (del grupo Swatch). Atendió a este diario en Londres durante la presentación de una edición especial de su modelo Seamaster por el 50 aniversario de las películas de James Bond. En pocos días encaran su participación como cronometradores oficiales de los Juegos Olímpicos de Londres.

¿Cuál cree que es el éxito para que una compañía como la suya siga viva más de siglo y medio?

La gente es fundamental. Y a nivel comercial, ofrecer un reloj increíble. La historia de la marca con los Juegos Olímpicos, desde 1932, también ha sido imprescindible. La gente no solo quiere un reloj, se lleva una marca con mucha historia, por ejemplo, con los astronautas llevando el modelo Speedmaster a la Luna. Este año tenemos una temporada muy importante con la cita de Londres.

"Los clientes necesitan saber que la inversión que han hecho es segura, estar convencidos de lo que compran"

¿Cómo definiría el estilo de Omega?

Como el de una herencia o legado increíble, pero mirando también el futuro gracias a las innovaciones.

¿El cliente de Omega busca lujo o la parte artesanal de la mecánica?

El lujo no es una palabra que encaje con nosotros, porque suele referirse a algo fútil, que no se necesita. Un reloj no tiene esa connotación. El reloj es un sueño, comprar una historia y una bonita estética. Aunque también es importante la parte mecánica.

¿Cuáles son sus principios?

Es muy importante tener una estrategia de constancia y entender que el cliente esté contento en la tienda y con el producto. Desde que empezó la crisis hemos notado que los clientes acuden más a nuestras tiendas propias que a los relojeros. La gente busca seguridad.

¿Por qué?

Necesitan saber que la inversión que han hecho es segura, estar convencidos de lo que compran. Y eso se lo ofrecen nuestras tiendas.

¿Cómo ha cambiado el cliente de Omega?

Ahora es un cliente muy informado. Cada día visitan nuestra web 25.000 personas, que miran y se informan. La gente busca mucho lo que quiere. El público es muy exigente, por lo que los empleados deben estar muy cualificados.

¿En qué países tienen más éxito?

Hay un mercado diferenciado en Europa, EE UU y Japón. Luego está el asiático, como China, con una clase media que está accediendo a nuestros productos, y la clase alta de países como Rusia.

¿Qué diferencia a Omega de otra relojera suiza?

Tal vez que somos más conocidos y tenemos más puntos de venta.

¿Qué busca el cliente?

El cliente busca el clasicismo.

¿Por qué?

Algo que dure en el tiempo. Quieren que les permanezca durante años.

¿En sus diseños también?

Sí, sin duda. Durante muchos años se han presentado novedades de movimientos. Ahora no se buscan tanto las innovaciones, sino mantener la línea.

¿Cómo les ha afectado la crisis?

No hemos cambiado nada por la crisis. Hemos mantenido la línea de dar confianza al cliente. En España, por ejemplo, la venta no va muy bien, pero va. En este momento, las marcas con valores permanecen en el tiempo.

¿Cómo ve el mercado español?

Un poco difícil ahora. No es el momento. Nosotros estamos muy vinculados al golf, con Sergio García como embajador de la marca.

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