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El foco
Tribuna
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Un cónclave de la UE

El tiempo se agota, las diferencias internas en Europa son irreconciliables y el autor pide un 'cónclave cardenalicio' para poner fin a la crisis de deuda. La solución: el euro y la UE tienen que redefinirse.

Una de nuestras premisas centrales a lo largo de la crisis crediticia que sacude a la UE ha sido que únicamente llegará a su fin tras la celebración de un cónclave cardenalicio, una congregación de agentes clave de la UE que veremos una vez la crisis haya alcanzado una fase crítica que desembocará en una drástica reestructuración de Europa. Esta cuestión ya se contempló en nuestras Predicciones más sorprendes para 2012. Puede que la reunión se celebre antes de lo que se espera, ya que Europa se encuentra dolorosamente divida en el terreno económico entre Norte y Sur y en el terreno político entre el Club Mediterráneo -los países del sur de Europa- y Merkel.

Nos estamos aproximando a un punto de no retorno para Europa. El tiempo se agota, ya que el incremento de los costes de capital para el Club Mediterráneo, junto con la ausencia de crédito y las fugas de capital, aumentan las posibilidades de que se haga necesaria más temprano que tarde una cumbre real sobre la crisis. Nunca las diferencias internas de Europa se han mostrado tan sumamente irreconciliables.

La banda de los cinco (Draghi, Barroso, Monti, Rajoy y Hollande) está tratando de forzar a Alemania a aceptar una agrupación de la deuda. No obstante, los planes de Hollande siempre se fundamentan en que otros paguen. Entre tanto, en Francia han optado simplemente por alargar y disimular afirmando que puede mantener su agenda socialista sin necesidad alguna de llevar a cabo reformas estructurales.

La magnitud de la actual crisis de la deuda es con creces superior a cuanto los mercados esperan. De hecho, es tan sumamente grande que no existe una solución real como se imaginaba a ambos lados del universo Norte/Sur. La idea de que se trata únicamente de que Alemania pague no solo resulta ingenua, sino también imposible. No solo no puede, sino que no debe. Y ya podemos ir todos olvidándonos de esa noción tan tonta de que el BCE es la única solución a la crisis de la deuda. Solo hay una solución: el sistema tiene que caer y tanto el euro como la UE tienen que redefinirse. Conviene que quede claro que el plan de Alemania no es en absoluto perfecto, pero conceptualmente va en la dirección correcta. No se puede llegar a una solución aplicando quitas a un grupo de bancos cuando no existe una unión política o fiscal. La razón que ha llevado a Europa a arder en llamas desde una perspectiva económica es la falta de responsabilidad de legisladores y políticos. Darles más y más cuerda para que sigan colgándose ellos mismos a través de medidas que tienden a alargar y disimular no es el camino que debe seguirse en adelante.

Durante los próximos días nos llegará el habitual bombo y platillo de la UE y Van Rompuy ya filtró su "plan revolucionario para Europa" al Financial Times. El titular hablaba por sí solo: Van Rompuy se desmarca del plan de la eurozona. Como viene siendo habitual, era mucho ruido y pocas nueces. Alargar y disimular al cuadrado. Mi versión es que Merkel malinterpretó al Gobierno alemán y a sus altos cargos, incluido el Bundesbank, dejando claro al Club Mediterráneo que ella no está en posición de renunciar al pacto fiscal y a la adherencia estricta al Tratado de la UE y el mandato del BCE.

En términos generales, el problema es más de Hollande y Francia que de Alemania. Hollande ha afirmado, una y otra vez, que "no puede haber una transferencia de soberanía si la solidaridad no mejora". Debemos tener en cuenta que Hollande está al frente de un país sin crecimiento, con un déficit fiscal masivo y la edad de jubilación más baja de Europa, el súmmum de la Europa de los derechos. Hollande se las ha ingeniado para dar al famoso discurso inaugural de J. F. Kennedy un giro de 180 grados. Para Francia y el Club Mediterráneo el discurso ahora reza: "No preguntéis qué se puede hacer por Europa: preguntad qué puede hacer Alemania por vosotros".

Tal y como afirma Simon Nixon en el Wall Street Journal, Francia es el principal obstáculo para una eurosolución: "Francia siempre ha sido reticente a ceder soberanía a la UE. Crear una unión fiscal y bancaria sin una unión política multiplicaría los errores originales que se cometieron en la creación de la Unión Monetaria. Y existe un país que ha dicho históricamente non a la transferencia de soberanía que dio a la eurozona un equilibrio estable a largo plazo: Francia.

¿Cómo va a dar marcha atrás Francia desde aquí si Alemania se mantiene firme? La imagen que Francia tiene de sí misma es la del poder y la influencia, pero cuanto más dependen de la ayuda de los amigos alemanes o el BCE, más probable es que pierdan poder. No puedes ser el receptor o beneficiario de la ayuda y establecer las condiciones. Hollande, hay que elegir. En consecuencia, incluso para Francia, la mejor solución y la definitiva es hacerlo a la alemana. Sí, perderán credibilidad, pero lo harán de todos modos porque el plan de Hollande no es viable y por lo tanto está destinado a fracasar y solo llevaría a un crecimiento más bajo y a un mayor desempleo. ¿Tal vez alguien debería decir a Hollande que la Tercera Vía que introdujo Bill Clinton y perfeccionó Tony Blair nunca llegó a funcionar?

Steen Jakobsen. Economista jefe de Saxo Bank A/S

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