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Columna
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La deriva del más rico de Brasil

El multimillonario brasileño Eike Batista está cayendo en desgracia rápidamente. Su buque insignia, la petrolera OGX, perdió el miércoles el 25% de su valor después de recortar de forma masiva las previsiones de producción en sus pozos más importantes. Batista es inteligente y embaucador, pero se le acumulan las promesas incumplidas. Los inversores, de forma inteligente, no le tomarán más en serio.

El hombre más rico de Brasil se comprometió a convertir su grupo, EBX, en un conglomerado energético de primera línea mundial con sus filiales cotizando en Bolsa, incluyendo una exploradora de petróleo, una mina de carbón líder en Colombia y un constructor naval de referencia en Brasil. Pero estas compañías aún no están produciendo carbón o bautizando nuevos barcos. OGX comenzó a extraer petróleo este año. Y parece que no alcanzará sus elevados objetivos. El martes, el grupo recortó las previsiones de producción en el área de Tubarao Azul de 20.000 barriles al día a 5.000. Batista ha prometido multiplicar la riqueza de quienes invierten en él, pero hasta ahora casi las ha destruido. Tras el miércoles, OGX tiene un valor de mercado de 9.800 millones de dólares, un tercio de su máximo marcado en febrero. La constructora naval también ha tenido descensos similares desde que salió a Bolsa en 2010. Los inversores están perdiendo la fe en el evangelio de Batista.

Los pocos accionistas públicos que invirtieron en alguna de las cotizadas ya están lamiéndose las heridas, mientras los accionistas A, como General Electric y Abu Dabi, están lejos de obtener un beneficio. La semana pasada Batista vendió la mitad de la minera de oro AUX a un inversor no revelado por 2.000 millones de dólares. Con un mercado escéptico, monetizar activos será difícil. Batista parece estar captando el mensaje, hasta un punto. Ha entregado el puesto de consejero delegado de OGX a uno de sus fieles, pensando que un nuevo liderazgo puede guiar a la empresa en su fase de producción, pero sigue siendo el presidente. El cómo mejorará esto la capacidad de la compañía para tranquilizar a los inversores después de las continuas decepciones es un misterio.

Por Raul Gallegos

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