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Secretos de despacho

'El quijote' de MásMóvil contra los grandes operadores

Meinrad Spenger dirige la compañía 'low cost' con "buen rollo" y cultura de esfuerzo

Esta semana, la operadora MásMóvil saltaba a los medios por lanzar una tarifa rompedora: llamadas a cero euros y solo con el coste de establecimiento de llamada a 15 céntimos. Esta revolución encaja perfectamente con el estilo punzante de Meinrad Spenger (Seckau, Austria, 1975), que desde una pequeña compañía se atreve a desafiar a los gigantes.

En su despacho destaca un cuadro de tonalidades corporativas (el amarillo) de El Quijote frente a los molinos. "Lo compré en la Plaza Mayor. El gigante es Telefónica", bromea. La obsesión de Maini, el nombre familiar por el que le conocen en la empresa y fuera de ella, son las grandes operadoras, a las que no deja de lanzar pullas. "Con sus tarifas planas, si te pasas de minutos, te crujen".

Le gusta bromear. Es marca de la casa. Cuando esta compañía se creó tenía como logotipo el saludo surfero, símbolo de "buen rollo". La fundó junto al noruego Christian Nyborg, su socio y actual director de internacional. Se conocieron en la escuela de negocios Bocconi (Italia) y ambos vivían en España por trabajo. Cuando explicaban su idea de negocio a inversores, la gente no se lo creía. En un banco entendieron que era para abrir una tienda de teléfonos. "Cuando le dijimos que era para una operadora, ¡casi nos echan de la oficina!"

En su despacho, de reducidas dimensiones y abierto con una pared de cristal a la oficina diáfana donde trabaja la plantilla, tiene un cencerro de vaca. "Me recuerda a las montañas de Austria. Antes lo tocaba para convocar a las reuniones", ríe, "pero alguien le ha quitado el badajo para que no lo haga". Y la tira de tela de la campana cuenta con una bandera de España cosida por su madre.

La plantilla de MásMóvil en Madrid, alrededor de unas 50 personas, lleva unos pocos meses en la sede de San Sebastián de los Reyes. "Es un lugar con poco ruido. La gente trabaja a gusto y en tranquilidad", asegura. Mientras habla, coge un cartel con unos principios que rigen la empresa: positivos, colaboradores, transparentes y fiables. "Queremos mostrar buen rollo a nuestros clientes. Somos positivos. Es nuestro trato diferencial", explica. Además asegura que son transparentes con las tarifas: "nunca pedimos una permanencia y ofreceremos terminales liberados. Dejamos libertad". "El trabajo tiene que ser en equipo, ya que un mal ambiente lo notarían los clientes. Y fiables porque tenemos que hacer las cosas bien a la primera. No podemos permitirnos ser mediocres. Así que ponemos el listón muy alto a los empleados", afirma. "Ellos cobran por un variable que puede llegar hasta el 50% del sueldo. Es nuestra filosofía del esfuerzo, darlo todo por la empresa y el cliente".

Para trabajar en la firma, le llegan los currículos de los candidatos a través de LinkedIn. "Buscamos compromiso, la actitud más que la aptitud, porque el trabajo se aprende", opina. "Normalmente es gente joven que se desarrolla aquí, a la que pedimos esfuerzo. Este no es un sitio para jubilados".

Aprecia algunas diferencias en la forma de trabajar en España respecto a otras partes de Europa. "He notado que la gente está acostumbrada a una jerarquía más rígida. Nosotros dirigimos de una forma más colegial. Somos más directos y menos diplomáticos o elegantes. A veces me ha chocado que los nuevos empleados no estaban acostumbrados a que los jefes les dijesen que algo estaba mal", comenta. "Yo les transmito que podemos ganar a los gigantes. Hemos montado un equipo en base a esto. ¡Y nos lo creemos! Es que se puede pagar menos por el mismo uso del móvil".

Los dos socios, Chris y Maini, han ido diluyendo su participación en las sucesivas ampliaciones de capital, del que poseen alrededor de un 20%. Un 70% pertenece a la firma de capital riesgo Inveready y al grupo noruego Schibsted (20 Minutos, Anuntis, Infojobs) y una minoría es del resto del equipo y amigos.

Cada dos semanas suele viajar a Barcelona y Alicante, provincia con un gran número de turistas de larga estancia y de residentes extranjeros europeos, que han visto en esta operadora una forma barata de tener móvil en España. El resto de los días los pasa en Madrid, con una jornada que puede comenzar a las 9 de la mañana y acabar a las 8 o las 9 de la noche. "No me gusta el chau chau, salir a comidas eternas al mediodía ni jugar al golf. Hay que currar".

La foto de la novia para alegrarse el día

"Cuando me enfado, miro la foto de mi novia", reconoce. Es una de las pocas cosas personales que le caben en el pequeño despacho propio, aunque pase gran parte de la jornada fuera de su cubículo. "Gracias a la pared de cristal veo a gran parte de los empleados".De paredes grises y escritorio marrón, prima la decoración funcional. "La mesa la elegí yo porque quería que en una parte nos pudiésemos sentar varias personas".Tiene una guía de vinos de su país de acogida. "Me gusta mucho el tinto español. Es el mejor por calidad-precio". Entre las estanterías, una revista editada por la asociación de consumidores Facua nombrando peor empresa del año a la competencia". "La miro de vez en cuando para ver que todo esto merece la pena", insiste riendo en su particular cruzada. Móviles por las estanterías, alguna caja por el suelo y clips en todos los documentos, "una costumbre que se me quedó de mi etapa en la consultoría", cuenta.De decoración también hay un osito de peluche con la vestimenta típicamente austriaca, el traje tirolés. "Yo también tengo unos pantalones de cuero en Madrid". Para recordar su Austria natal -"echo de menos mi tierra"- guarda una foto de su pueblo.Y en una esquina, un balón de fútbol para jugar con el equipo de la oficina. "Al principio fichaba a los empleados por sus hobbies. Si sabían jugar al fútbol y esquiar, eran perfectos", confiesa.

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