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Tendencias

Lo último para fumadores de habanos

Montecristo lanza un humidor para 'tablet' y un Gran Reserva nº 2. Partagás, una edición de serie E nº 2.

A pesar de la crisis y de la prohibición de fumar en establecimientos públicos, la venta de puros en España durante los dos primeros meses del año ha aumentado un 7% con respecto al mismo periodo de 2011 (cabe recordar que ese año las ventas en España cayeron un 20%, según fuentes del sector). Para alentar el consumo, o más bien para ir acorde con la última moda de las tablets, Montecristo acaba de lanzar al mercado español un humidor de viaje donde, además de mantener en perfectas condiciones los habanos, puede albergar el citado gadget.

El humidor (155 euros) incluye un compartimento para transportar todos los elementos necesarios para realizar el ritual de corte y encendido: varillas de cedro, encendedor y cortapuros. Se trata de una edición especial en cantidades limitadas que contiene 25 Montecristo nº 4, el cigarro premium más vendido del mundo. Con una longitud de 129 milímetros y un cepo 42, este habano se caracteriza por una intensidad medio-fuerte, un aroma intenso y algo esponjoso con recuerdos a heno y tonos especiados.

El humidor, con interior de madera de cedro y silicona rugosa en el exterior, se presenta como el compañero de viaje ideal para aquellos ejecutivos y hombres de negocios que viajan frecuentemente, ya que conservan el interior en condiciones óptimas de temperatura y humedad gracias a su revestimiento, al tipo de madera y al humidor interior.

No es el único lanzamiento. Se puede acompañar con una edición limitada de Montecristo Gran Reserva nº 2, una producción limitada de 5.000 estuches. Es la segunda Gran Reserva de habanos después del Cohiba Siglo VI Gran Reserva que se lanzó en 2008, de un habano completo, con personalidad y carácter, que garantiza una fumada placentera y sosegada, arropado por su fina capa, la anilla de la marca y el cintillo de color negro y oro que lo identifica como gran reserva, con una presentación en cajones de madera lacada en negro para camadas de 15 unidades. La capa es de tono carmelita, con tintes colorados, cierto brillo y de aspecto sedoso.

A través de su fortaleza media a medio-fuerte se percibe un sabor intenso a tabaco algo amargo, amaderado, ligeramente terroso y un final bastante dulzón, dejando recuerdos de café, cedro, cuero, pasas y miel, muy consistente y untuoso. Con un tiempo de fumada de unos 70 minutos, el tiro es muy bueno y la combustión excelente, originando una ceniza gris claro. El precio: 31,5 euros; 15 unidades, 472,5 euros.

Partagás serie E nº 2 también está de estreno, ya que inaugura los cepos 54 de la marca y reúne elegancia y sabores intensos. Su vitola de galera, Duke, presenta un cepo grueso, cada vez más demandado por aquellos que buscan un tiro fácil, y una longitud de 140 milímetros. Se presenta con una anilla roja y dorada y en cajas de 25 y de 5 unidades. Tiene un intenso sabor a tabaco, amaderado, algo terroso, con punas dulces y especiadas.

La capa es de color carmelita, natural, fina y brillante. Su fumada es de 55 minutos y el tiro es excelente. Deja una ceniza compacta. La caja de 25 unidades cuesta 325 euros, a 13 euros la unidad.

Siempre con cerilla de 10,5 centímetros

La forma más clásica para el encendido ha sido siempre la utilización de las cerillas de madera. Y continúa siendo un verdadero arte realizarlo con las más modernas, de una longitud aproximada a los 105 milímetros, adecuada para poder combustionar perfectamente todo el diámetro del cigarro.Otra de las formas más exquisitas es utilizar las varillas de cedro, el mismo que traen las láminas que cubren habitualmente las cajas de habanos, pero tiene el inconveniente de su rápida combustión y su baja cantidad de calorías, que no siempre suponen un encendido adecuado de los cigarros. De hecho, normalmente hay que utilizar más de una de estas varillas de cedro para conseguir el encendido perfecto.Más moderno y de utilización generalizada hoy en día son los encendedores de gas. Ojo, hay que vigilar que solo la punta de la llama prenda los bordes de la base del cigarro, ya que de lo contrario se puede ocasionar que el sabor del gas contamine los aromas y sabores del tabaco. Por ello, siempre hay que evitar las aspiraciones directas durante el encendido.

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