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Estudio sobre liderazgo y comunicación

Los deportistas salvan el liderazgo de España

Rafa Nadal, Fernando Alonso y la selección de fútbol cuajan como los mejores líderes. La clase política es la peor parada y los directivos tienen un reto en la comunicación.

Sus nombres brillan en el firmamento de las estrellas. Pasean los colores de España por todo el mundo y se han convertido en los mejores embajadores de un país, algo escaso en un tipo de liderazgo necesario para afrontar el momento actual, un tanto convulso en cuanto a confianza en los mercados internacionales.

Las victorias de Rafa Nadal, de la selección española de fútbol, el ímpetu de Fernando Alonso por hacerse con el campeonato mundial de Fórmula 1, Joaquim Purito Rodríguez, que es favorito este domingo para hacerse con la maglia rosa en el Giro de Italia... son los únicos líderes que se salvan en España, siendo la clase política la peor considerada, ya que es incapaz de transmitir confianza y credibilidad.

Es una de las conclusiones que se extrae del último estudio sobre liderazgo y comunicación (Ketchum Leadership Communication Monitor), realizado por la consultora Ketchum en 12 países de todo el mundo. Según este informe, España es el único país del mundo donde peor parados salen los líderes sociales, al no cumplir las expectativas que tienen depositadas en ellos los ciudadanos para resolver la situación económica actual.

El principal aspecto en que los líderes políticos fallan es en su papel como ejemplo social, siendo este precisamente el atributo de liderazgo efectivo que más se valora. Cuestiones como la transparencia y la capacidad de tomar decisiones difíciles son otros elementos con los que los dirigentes políticos claramente decepcionan a los ciudadanos.

La clave para recuperar esa confianza perdida, afirma Tony Noel, consejero delegado de Ketchum en España, en un contexto de incertidumbre como al que nos enfrentamos, es la comunicación y al capacidad de transmitir y asumir sus responsabilidades. "La sociedad está pidiendo a los líderes que eliminen las diferencias entre lo que dicen y hacen, exigiéndoles un liderazgo efectivo basado en una comunicación clara, transparente y en la que admitan los errores".

El atributo más importante que se le pide hoy al líder es la honestidad y la capacidad para afrontar situaciones difíciles con calma y confianza. En este sentido, España reclama líderes colaborativos, que sepan escuchar y recabar opiniones y apoyo para ponerse luego "manos a la obra", dejando siempre que se les mire a los ojos.

A nivel empresarial, el sector del retail es el peor valorado en términos de liderazgo. En cambio, son los líderes de los medios de comunicación, de las empresas tecnológicas y de telecomunicaciones los mejor valorados en cuanto liderazgo efectivo. La banca aparece en el quinto puesto de sectores cuyos líderes mejor transmiten liderazgo.

La imagen de éxito de los deportistas ha hecho que los españoles les identifiquen como los mejores líderes del país. La encuesta de Ketchum recoge los resultados de 3.759 entrevistados en las 12 principales economías del mundo. Las estrellas del deporte son los líderes más efectivos para un 34% de los consultados en España. Les siguen los ejecutivos empresariales (23%), los famosos (19%), los gestores de organizaciones sin ánimo de lucro y cierran la lista los políticos, los ediles y la jerarquía religiosa. De hecho, todos ellos decepcionan porque no cumplen la expectativa esperada, con una gran distancia, en ser un buen ejemplo o comunicar con transparencia, sobre todo en el caso de políticos y religiosos.

En los deportistas, los españoles ven algunas buenas calidades, principalmente su capacidad para ganar y conseguir resultados. Un 38% de los consultados así lo valoran. Y también les ven como un ejemplo para la vida. Y es que, que Rafa Nadal sea capaz de remontar un partido en una final en Roland Garros o vencer una y otra vez a Roger Federer es el paradigma de lucha, un valor que cualquier padre quisiera enseñar a un hijo.

De los líderes empresariales valoran que toman decisiones duras, deben demostrar capacidad para alcanzar resultados y están obligados a saber delegar responsabilidad entre su equipo. También de los políticos se espera que tomen decisiones duras, pero la gente espera de ellos que se ocupen de los asuntos controvertidos con calma y confianza y usen una retórica que inspire. Y de los obispos y gestores de ONG demandan, curiosamente, lo mismo: que relaten una historia interesante y usar argumentos inspiradores. Aunque los religiosos deben saber extraer lo mejor de los demás (un 19% así opina) y los oenegeros deben comunicar de forma transparente (para un 31%).

En relación con el año anterior, los españoles han sufrido una gran pérdida de confianza en sus líderes, sobre todo de los dirigentes públicos, con una caída del 37%, de los religiosos, un 35%, y también de los empresariales, un 25%. Aun así, los españoles creen que en estos momentos económicos difíciles, políticos y directivos tienen un papel "muy importante en la orientación" para salir de la crisis.

España presenta una anomalía respecto al resto del mundo en esta encuesta en cuanto a quiénes son los comunicadores más efectivos. A nivel global, son los líderes empresariales (piensen en la imagen construida por el fallecido Steve Jobs en Apple), seguido de políticos y, en último lugar, las estrellas deportivas. A nivel local, se piensa, sin embargo, que son estos astros los mejores comunicadores. En la conciencia colectiva quedan los éxitos de la selección española y sus integrantes, empezando por su técnico, Vicente del Bosque, que son la mejor imagen que tienen multitud de compañías para hacer llegar un mensaje o un producto.

Insatisfechos en Europa

Casi un cuarto de los europeos y de los norteamericanos indican que ningún líder internacional demostró liderazgo en 2011. De hecho, el triple que el año anterior tiene menos confianza en sus políticos. Curiosamente, los chinos (que viven bajo la dictadura del Partido Comunista) confían mucho más en su clase política (un 59% los valora positivamente) y un 52% en sus líderes empresariales. Aun así, el 63% de los europeos piensa que las figuras de Estado a nivel internacional van a ser fundamentales para guiar a la población en la actual difícil coyuntura.

En el informe también se destaca que los estadounidenses buscan a unos líderes más orientados a la acción, en la toma de decisiones duras, dar ejemplo o admitir errores. Los españoles piden honradez y apertura para restaurar su confianza, además de que sean colaborativos, escuchen, consulten y ofrezcan, según el estudio, "un objetivo general más claro para la supervivencia de la economía y de las empresas"

Consejos. Cómo ser un mejor líder en la empresa

El informe ofrece unas conclusiones de cómo ser un mejor líder en base a lo que desean los encuestados. La primera consiste en eliminar las diferencias entre lo que se dice y se hace, porque acaba con la credibilidad de cualquiera. Nadie quiere tampoco "tipos fuertes y silenciosos", señala la encuesta, sino una comunicación clara y transparente.Además, otra recomendación pasa por no suavizar los problemas, los dirigentes deben ser honestos y no echarse atrás, porque puede crear miedo en las organizaciones. "Escuche, analice y ajuste", recomiendan desde Ketchum.También hay que ofrecer confianza y fiabilidad. Y no se esconda. La presencia personal y la conversación directa son fuentes de credibilidad. Y por último, la presencia en medios convencionales es más efectiva y creíble que en redes sociales y canales digitales.

Ejecutivos. Hablar personalmente con los empleados

Hay algunos motivos que aconsejan a los ejecutivos comunicarse directamente con los empleados, según los propios entrevistados. La causa principal para hablar directamente con las plantillas es ofrecer información sobre la respuesta ante la crisis (para un 65% de los encuestados). Además, para aclarar el estado general del negocio (46%) y noticias e informaciones relacionadas con asuntos de los trabajadores (38%).Y es que el estudio relaciona directamente la efectividad del dirigente con su capacidad de comunicar. Si sus palabras son adecuadas, mejora el impacto en la intención de invertir de otros en la empresa (para el 44%), para trabajar en la compañía (43%), para comprar sus productos (43%) o evitar dudas en momentos de crisis (38%). Y, en menor medida, también tratar los problemas relacionados con el medio ambiente.

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