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La banca europea ha recortado su exposición a Grecia en los últimos meses

El incierto impacto de 'Grexit'

La cada vez más probable salida de Grecia de la zona euro puede tener consecuencias difíciles de prever tanto para los ciudadanos griegos como para el resto de los europeos. La banca, por su parte, ha minimizado su exposición.

El argot financiero se enriquece con un dinamismo similar al de la creación de productos complejos en los mercados. En apenas una semana, ya se ha extendido el término Grexit para referirse a un concepto hipotético que cobra cada vez más peso: la salida de Grecia de la zona euro (a lo que se refiere el acrónimo de Greece exit).

Lo que hace pocos meses no pasaba ser un pronóstico emitido por agoreros del lado oscuro. Lamentablemente, la crisis de endeudamiento ha llegado hoy a unas dimensiones que hacen de la salida griega un escenario incluso probable.

Así lo creen, al menos, los analistas de Citi. En un informe titulado Grexit y los bancos europeos, la entidad cifra entre un 50% y un 75% la probabilidad de que Grecia abandone la moneda única y regrese abruptamente al dracma.

Ese resultado sería extremadamente probable en el caso en que las elecciones legislativas previstas para el 7 de junio repliquen o agudicen los resultados del 6 de mayo; esto es, que los partidos proclives a mantener los acuerdos del rescate financiero con la UE y el FMI (Pasok y Nueva Democracia) no logren apoyos suficientes para formar gobierno.

Exposición bancaria moderada

Dado que ese escenario no es ni mucho menos descartable, es tiempo de evaluar las posibles implicaciones de la citada ruptura del euro. Los analistas de Citi consideran que la banca europea no sufriría una debacle, puesto que su exposición a Grecia se limita a 55.000 millones de euros, frente a los 355.000 de los organismos internacionales. Y ello, porque desde hace dos años la banca ha ido deshaciendo posiciones en Grecia, asumidas hoy por el BCE, el fondo de rescate europeo y el FMI. Eso sí: desde Citi sitúan al Banco Popular como uno de los más afectados por el posible contagio, dada su "sobredependencia del mercado doméstico español".

Las pérdidas para la banca europea vendrían de la deuda soberana, los préstamos o los derivados respecto al riesgo griego. Y sumarían, como máximo, esos 55.000 millones, una cantidad notable pero relativamente asumible para una generación de ganancias anual de entre 100.000 y 120.000 millones.

El problema de primero orden, pues, será para las entidades públicas. Pero los riesgos no se limitan a las inversiones directas, sino que potencialmente pueden afectar por la vía del contagio a otros países periféricos en riesgo, como Irlanda, Italia, España y Portugal.

Inyección de 800.000 millones

Según Citi, con suficientes medios fiscales y un BCE "acomodaticio" el riesgo de contagio a España e Italia sería manejable. No sin recursos: los analistas calculan que Fráncfort tendría que inyectar otros 800.000 millones de euros en liquidez para afrontar las fugas de depósitos y la refinanciación de la deuda de los bancos de los países periféricos.

La huida de depósitos se sitúa así como una de las claves de la ruptura. Según Citi, las salidas sumarían alrededor de 90.000 millones de euros en un escenario central, aunque contempla un volumen máximo de hasta 340.000 millones. Unas oscilaciones notables que dejan ver el incierto impacto que tendría una salida de Grecia del euro.

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