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Secretos de despacho

El toque institucional de Luis Eduardo Cortés

El presidente de Ifema trabaja en un espacio sobrio

Pocas personas tienen tanto contacto con el tejido empresarial español como Luis Eduardo Cortés. Como presidente de Ifema de Madrid, el veterano político conoce de primera mano las inquietudes, debilidades y fortalezas de prácticamente todos los sectores económicos. Desde el turismo a la educación, pasando por casi todos los sectores industriales, así como el arte, la moda o la gastronomía, ninguna actividad se escapa de la extensa oferta de certámenes que organiza el recinto ferial.

Son más de 70 citas en todo el año, con sus picos entre enero y marzo y septiembre y noviembre. Por todas ellas se pasea Cortés, miembro histórico del Partido Popular de Madrid (ha sido presidente del partido entre 1986 y 1993, así como diputado en la Asamblea de Madrid, senador y consejero de Obras Públicas, Urbanismo y Transporte con Alberto Ruiz-Gallardón entre 1995 y 2003). Se inició en política de la mano de Unión de Centro Democrático, partido con el que fue concejal en el Ayuntamiento de Madrid, ocupando luego ese mismo cargo para Alianza Popular. Una larga carrera en política le contempla, colmada desde 2005 hasta hoy con la presidencia del Ifema.

Recibe a CincoDías en su luminoso y espacioso despacho ubicado en la segunda planta del recinto ferial. Destaca por su sobriedad, rota apenas por dos grandes cuadros de arte moderno y por las obligadas, por el cargo que representa, banderas de España, Unión Europea y Comunidad de Madrid. Dos plantas, dos sofás y una gran televisión, normalmente mostrando la marcha de la Bolsa, completan el dibujo. Aquí y allá tiene algunas fotos: con el papa Benedicto XVI en Ifema ("pasó por aquí antes de irse de vuelta a Roma tras las Jornadas Mundiales de la Juventud"); con el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre en el metro durante su etapa de consejero; con el Rey, o incluso de él solo dando un mitin. "De eso hace ya mucho tiempo", matiza.

"Con los años he aprendido a no traer objetos personales a las oficinas. Así da menos pena cuando te tienes que ir"

Y poco más. "Con el paso de los años he aprendido a no traer objetos personales a los distintos despachos que he ocupado. Más que nada porque así te da menos pena cuando tienes que abandonarlo", señala en tono irónico.

A ello ayuda que no pasa demasiado tiempo sentado en su mesa. Su agenda rebosa de actos públicos, encuentros con la prensa u otras citas institucionales que le mantienen en constante movimiento. "Cuando se es diputado, los medios de comunicación tienen la manía de criticarnos si los hemiciclos están vacíos. Pero es que el trabajo de un diputado o senador no está allí, sino en su circunscripción o en su despacho", argumenta Cortés. "Aquí pasa lo mismo".

Define Ifema como un organismo vivo. "Es un buen termómetro del clima empresarial madrileño y español", asevera. Por ejemplo, Fitur, la Feria Internacional de Turismo, sector impulsado por la primavera árabe, es la que mejor ha funcionado hasta el momento. Otra de las actividades que mejor responden es, según Cortés, la alimentación.

Adelanta que el organismo que preside cerrará 2012 con unas cifras "muy similares" a las del año anterior. ¿Cómo consiguen que aguante la asistencia de empresas en un clima extremadamente hostil para estas? "Hace falta imaginación e ideas nuevas". Sin descuidar el hecho de que las compañías son las primeras interesadas en asistir a las ferias sectoriales, espacio en el que pueden hacer muchos contactos en un mismo lugar y momento. Generar negocio, en definitiva.

Por lo que a Ifema respecta, tiene las cuentas saneadas: se autoabastece con los ingresos que obtiene por sí mismo. Un sello personal del que Cortés se muestra satisfecho.

Apasionado de la historia

La ausencia de elementos personales en su despacho, que suelen abundar en los espacios de trabajo de directivos y empleados rasos, podría llevar a la falsa conclusión de que Cortés no tiene pasiones más allá de su trabajo. Nada más lejos de la realidad. La gemología es una de ellas. Presidió, de hecho, entre 1975 y 2000 el Instituto Gemológico Español, del que ahora es socio de honor.Se confiesa amante de la historia, en todas sus dimensiones. También de la filosofía y de las religiones, a cuyo estudio ha dedicado varios años. También es un gran coleccionista. æpermil;l mismo destaca que es bibliófilo. Entre sus joyas se cuentan un Quijote de 1780 o un ejemplar de la primera edición de Peregrinaje a La Meca, de Richard Burton, un explorador británico del siglo XIX cuya obra y vida admira mucho. La cartografía es otra de sus aficiones. Tiene también una buena colección de cerámicas griegas clásicas de entre los siglos VI y III a. C. Incluso ha acumulado en su casa varias espadas japonesas, pese a definirse como una persona pacífica.Si tuviera que quedarse con un objeto de su despacho, sería con una foto (en la imagen de arriba) en la que aparece junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, José María Álvarez del Manzano, presidente de la junta rectora de Ifema, y Fermín Lucas, director general de la institución.El deporte le gusta, pero "en su vertiente deportiva". Es socio del Real Madrid desde hace 60 años, lo cual le da derecho, recalca, a criticar el mourinhismo. "No se puede perder de vista que tan importante como conseguir tus objetivos es el cómo los logras".

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