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Columna
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Los accionistas rebeldes de Aviva

La primavera del accionista ha tratado de lleno, hasta ahora, el asunto de las remuneraciones. Los accionistas de Barclays que rechazaron apoyar el informe de remuneraciones del banco en su convención anual del 27 de abril, estaban furiosos. La revolución contra el informe de remuneraciones de Aviva, menos audible que la de Barclays, tiene orígenes y ramificaciones sutilmente diferentes.

Sí, los inversores rebeldes de la aseguradora británica están preocupados por las políticas de remuneración de Aviva. Especialmente con que el responsable entrante de las operaciones en el Reino Unido, Trevor Matthews, reciba un pago de dos millones de libras como compensación por sus pérdidas de incentivos en Friends Provident. Los accionistas parecen también perturbados por el hecho de que uno de los criterios importantes para determinar la remuneración de los ejecutivos sea el beneficio operativo de la firma, que se sostuvo entre 2010 y 2011, mientras que el precio de la acción se basa más en números más abajo de la cuenta de resultados, que cayeron en picado en el mismo periodo. Las acciones de Aviva han bajado en un tercio desde el año pasado.

Pero las preocupaciones de los inversores de Aviva van más lejos. Bajo el mandato de Andrew Moss, el rendimiento de Aviva ha sido desigual. En 2009, la firma recortó el dividendo después de dar signos de que no lo haría, y la estrategia ha girado desde un mayor impulso en otros países al enfoque más reciente de centrarse en los mercados principales. Además, el precio de la acción de Aviva cotiza en un múltiplo de seis veces los ingresos estimados para 2012, comparado con la media de 10,7 veces del sector.

En el clima actual, la junta anual de Aviva podría ver protestas como en la de Barclays, pese a que Moss ha renunciado a una subida del 4,8% en su salario. Lo más probable es que los inversores esperen a ver qué pasa cuando Aviva desvele su estrategia actualizada, el 24 de mayo. También podrían esperar a ver qué dice y hace John McFarlane, el nuevo presidente. Aún así, es un signo de que los accionistas están encontrando una nueva voluntad de ejercer presión.

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