Un barco legal dirigido sin perder el rumbo
La saga de los Meléndez ejerce en Cádiz desde 1850
Poca sugestión es necesaria después de cruzar el umbral de la colonial casa de Cádiz que acoge el despacho de Luis Felipe Meléndez para no imaginarse viviendo la agitada proclamación de La Pepa o inmerso en algún drama de cigarreras y soldados como el ambientado por Bizet en la ciudad. Libros centenarios, escribanías de plata, mobiliario de auténtica caoba y cuero repujado se ensamblan en una armonía que no impide funcionalidad. "Desde antes de 1850 siempre ha habido un Meléndez asociado a la administración de justicia", dice con orgullo pero sin soberbia el hasta ahora último representante de la saga.
Penalista vocacional, explica que al contrario que en las grandes capitales "el abogado en provincias es primero generalista y luego se especializa", lo que en el fondo le hace "más completo". Afirma Meléndez tener una "vinculación instintiva" con sus clientes -aunque repudie su comportamiento si lo merece- y cree que la sociedad, y en particular los medios de comunicación, se comportan de forma frívola en muchos casos sin comprender "lo trágico" para la persona y su familia que supone ser imputado.
Es firme defensor del tribunal del jurado y no quiere sumarse a los vientos de moda que cuestionan su idoneidad para impartir justicia. "Si se introducen profesionales en el jurado, los que no lo son se convertirán en figurantes", dice convencido de las virtudes del modelo. También repudia sin ambages la lentitud de la justicia penal, que "convierte la pena de banquillo en la autentica condena, incluso para los que después se acreditan como inocentes". Valientemente pide que se establezcan "responsabilidades" para los que, administrando justicia, "actúan con clara negligencia".
Emite el doctor y criminólogo un fundado lamento por "el caos" que se detecta en algunos juzgados y que repercute de forma "evidente" en la calidad de la justicia. "¿Cómo -se pregunta retóricamente- va a pedirse profundidad en la redacción de una sentencia cuando el juez ha dictado 700 en el año?". Con cierta sorna gaditana, dice: "Cada vez tenemos más cosas legales que son un poquito inconstitucionales". Así reflexiona sobre la incompatibilidad de una tutela judicial efectiva con la aplicación de fuertes tasas para el acceso al recurso. El amable verbo de Meléndez no esconde claridad de ideas y valentía de expresarlas. Vuelve a querer navegar contra los vientos al declararse "totalmente en contra" de la mediación o conciliación penal, "un sinsentido", en su opinión, en la que no imagina poder sentar "a violada con violador o el asesino con la familia de sus víctimas", lo que le parece "contranatura".
Meléndez trasluce cierta resignación, cuando dice que "comprender la justicia desde fuera es muy complicado" y por eso valora enormemente "la confianza" de los clientes". Más que esa legendaria disponibilidad permanente del penalista, considera el abogado que lo más duro del oficio es "que te acabas llevando a casa el problema", descargando con envidiable humor lo duro de la afirmación al recordar que peor es llegar a una reunión social "hablando del listisconsorcio necesario". Difícil es aburrirse con este riguroso abogado entreverado de bonhomía y sentido del humor. Dos jóvenes Meléndez ya están en primera línea para hacerse cargo del secular bufete que ha resistido a todos los vientos. Seguro que el barco de los Meléndez no acaba en Trafalgar.
Radiografía
l Nombre del despacho: Luis Felipe Meléndez Abogados.l Perfil profesional: Penal y defensa general.l Nacimiento de la firma: 1850.l Dirección: C/ Cánovas del Castillo, 17, 11001 Cádiz.l Número de socios: uno.l Sucesión: dos jóvenes Meléndez ya están en posición de salida.