París y Berlín quieren que los estados controlen las fronteras en las crisis
Francia y Alemania quieren que los estados puedan restablecer los controles fronterizos internos de forma provisional cuando consideren que alguno de los países del espacio Schengen no consigue atajar un flujo masivo de inmigrantes.
Los ministros del Interior de Francia, Claude Guéant, y de Alemania, Hans Peter Friedrich, señalan en una carta que los controles fronterizos internos tendrían un carácter temporal, pero insisten en que la decisión de aplicarlos debe corresponder a cada país, no a la Comisión Europea, y que ese es "un punto no negociable".
Los dos ministros han enviado una carta a la presidencia danesa de la Unión Europea en la que subrayan que "la prevención de las amenazas a la seguridad y al orden público corresponde a la soberanía nacional".
El mecanismo que proponen es para hacer frente "a la eventualidad de que un Estado miembro no pudiera respetar sus obligaciones" sobre el tratado de Schengen, y aluden en concreto a los problemas para luchar contra la inmigración irregular "en las fronteras del sur y del este de la UE".
El titular francés de Exteriores, Alain Juppé, fue más explícito y se refirió hoy al caso de la frontera entre Grecia y Turquía, el mismo al que ya aludió a comienzos de mes el jefe del Estado, Nicolas Sarkozy, que habló de "coladero" para inmigrantes.
De acuerdo con el esquema franco-alemán de reforma de Schengen, en una primera fase, la Comisión Europea se encargaría de la "detección precoz" de un flujo de inmigrantes ilegales y de coordinación de medidas de apoyo al país por el que estuvieran entrando.
En el caso de que esas medidas "no bastaran para mejorar la situación del Estado en dificultades o si el funcionamiento del espacio Schengen se ve comprometido", los otros países podrían restablecer controles en sus propias fronteras durante un periodo no superior a 30 días.
Al cabo de ese tiempo, el Ejecutivo comunitario haría una recomendación sobre la continuidad o no de los controles internos, pero la decisión correspondería al Consejo Europeo.
Los ministros de Interior de Francia y Alemania, que prevén detallar estas posiciones al resto de sus socios europeos en la próxima reunión del Consejo, insisten en que "preservan el equilibrio institucional y la eficacia del proceso de decisión en el plano europeo" y contribuyen a "luchar más eficazmente contra la inmigración ilegal".
Insisten en que actualmente disponen de "pocas opciones" cuando las reglas de Schengen no se respetan y hace falta "un mecanismo de asistencia" que garantice el cumplimiento de las normas comunes, y muy particularmente "un mecanismo de compensación" para cuando un país "se muestra incapaz de asegurar sus obligaciones de protección de las fronteras exteriores de la UE.
Juppé, por su parte, justificó esta iniciativa porque el tratado de Schengen "no se ha aplicado de manera satisfactoria" y la libre circulación de personas sólo tiene sentido si hay "un control efectivo de las fronteras externas".
El jefe de la diplomacia francesa, que insistió en que "una Europa fuerte es una Europa que tiene fronteras", dijo que no comparte la visión de quienes piensan que la UE "puede seguir ampliándose indefinidamente".