Máxima tensión entre España y Argentina por la crisis de Repsol YPF
El ministro de Industria lanzó ayer una seria advertencia a Argentina ante las sospechas fundadas de una nacionalización de la filial argentina de Repsol, YPF, que sería anunciada por la presidenta, Cristina Fernández. Al cierre de esta edición no se había producido el anuncio y el peor de los escenarios apuntaba a una expropiación del 51% del capital.
La comparecencia televisiva de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, anunciada para las 12 de la noche de ayer, hora española, desató a lo largo del día toda suerte de especulaciones. Entre otras, que la mandataria anunciaría la expropiación de YPF, filial de la petrolera española, Repsol, en la que tiene un 57% del capital. A la vista de que los rumores no carecían en absoluto de fundamento, al mediodía de ayer el Gobierno español decidió tomar cartas en el asunto lanzando por sorpresa una dura amenaza a Kirchner.
A través de un vídeo institucional que tenía como telón de fondo un bosque de Varsovia, el ministro de Industria, José Manuel Soria, quien participaba junto con el presidente Rajoy en una cumbre hispano-polaca, advirtió que cualquier "hostilidad" contra los intereses de empresas españolas "en cualquier parte del mundo trae consigo consecuencias". A modo de declaración de guerra, Soria, que en ningún momento aludió a Argentina, subrayó que el Gobierno español defiende a todas las empresas españolas dentro y fuera del país y que "los gestos de hostilidad" hacia ellas lo son "hacia España y hacia el propio Gobierno".
El titular de Industria, que ya realizó un viaje relámpago en marzo a Buenos Aires para interceder en el conflicto desatado por YPF en enero, realizó estas declaraciones varias horas antes de que se celebrase una reunión de la Ophefi, asociación integrada por las provincias argentinas productoras de hidrocarburos, a la que estaba previsto que asistiera Cristina Fernández, cuatro de las cuales han retirado licencias de producción a YPF. Al término de la misma, la presidenta (que al final no acudió) anunciaría medidas concretas para la petrolera en televisión.
Al cierre de esta edición se especulaba con varias opciones: que el Estado argentino nacionalizase un 51% (la mitad del paquete de Repsol y el 25% del grupo local, Enrique Eskenazi) o que se quedase en minoría (con la parte del empresario argentino que aún no ha pagado su participación y debe desembolsar en mayo 700 millones de dólares como compromisos de sus préstamos), lo que le permitiría tener una importante presencia en el consejo de administración de YPF. Esta última alternativa, defendida por quienes reclaman una vía legal, iría acompañada de una serie de exigencias de reinversión de los beneficios, con lo que Repsol se quedaría sin caja para poder cobrar dividendos de su filial. YPF representa la mitad de las reservas probadas de la petrolera española y más de un 30% de su ebitda.
Tampoco se descartaba que Kirchner se limitase a declarar los hidrocarburos como bienes de interés público, lo que se interpretaba como la fase previa para una futura expropiación y un intento de dotar de legalidad a una operación que para Repsol "es absolutamente ilegal". Si el Estado argentino decide hacerse con más del 15% de YPF debe lanzar una opa por el 100% del capital, como hizo el propio Eskenazi. Este empresario entró en el accionariado de Repsol a petición del expresidente argentino, el fallecido Néstor Kirchner.
La expectativa de expropiación calienta la Bolsa
Las sufridas acciones de YPF, que han venido arrastrando desde hace varios meses las consecuencias de un conflicto con claros tintes políticos, se dispararon ayer en la Bolsa argentina y en Wall Street ante las expectativas creadas por una posible nacionalización de la compañía. Así, tras una caída del 33% en lo que va de año, y de un 5% el miércoles, la cotización repuntó, con grandes vaivenes, tanto en el Merval de Buenos Aires (+7,42%), como en Wall Street (+8,62%).El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha pasado en la capital argentina toda esta semana para intentar desatascar la situación. Tras fracasar en su intento de mantener un encuentro con la presidenta del país, Cristina Fernández de Kirchner, el ejecutivo fue recibido ayer por el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, y el viceministro de Economía, Axel Kicillof, en un encuentro cuyo contenido no ha trascendido.Pese a que el Gobierno argentino nunca había confirmado oficialmente ninguna de las opciones de las que había venido apuntando la prensa local, como la conversión de la petrolera a empresa mixta con control estatal, la declaración institucional por sorpresa del titular español de Industria se pudo considerar una confirmación de que la situación pintaba en bastos para Repsol. En un gesto sin precedentes José Manuel Soria alertó de que cualquier ataque contra los intereses de la compañía española sería considerado un ataque a España y al Gobierno español.Tras el comunicado se supo que Kirchner no acudiría a la reunión con los representantes de las provincias petrolíferas, que aspiran a contar también con una participación en YPF.
Casus belli
En plena cumbre hispano-polaca, en la que participaba con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el titular de Industria decidió realizar un anuncio institucional en forma de vídeo.Este y su contenido fue remitido por Moncloa a los periodistas que cubrían la citada cumbre y emitido, por sorpresa, en TVE.Se desconoce el efecto directo del anuncio de Soria. Este no citó en ningún momento a Argentina, y tampoco concretó "las consecuencias".