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Presupuestos 2012
Columna
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Cuentas públicas de circunstancias

José Carlos Díez

En 2009, España fue de los primeros países en empezar la consolidación fiscal cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) aún pedía más madera. Empezó con una subida del IVA muy polémica. Luego la crisis del euro acabó con la polémica y nos obligó a acelerar el paso. Este año el Presupuesto vuelve a ser de circunstancias, pero seguramente en el momento más complicado desde que comenzó la crisis en 2010. En primer lugar, la economía ha vuelto a entrar en recesión y eso complica enormemente el escenario. En segundo lugar, lamentablemente de nuevo nuestra querida España vuelve a ser el centro de expectación mundial ante el temor de que seamos el epicentro de una crisis sistémica global.

Desde el pasado mes de julio los inversores internacionales están reduciendo su exposición a España SA. No es la primera vez que sucede desde 2010 pero sí es la más intensa y la más prolongada. Lo más preocupante es que el Gobierno ha aprobado una serie de medidas importantes y los inversores no reaccionan. La reforma laboral es la que mejor aceptación ha tenido pero se ha visto contrarrestada por la desviación del 8,5% de déficit, la tormentosa negociación del objetivo con Bruselas, el retraso en la presentación del Presupuesto y la reforma financiera.

El pasado no se puede cambiar y no se resuelve una crisis de esta magnitud siendo una fábrica de excusas y lamentos. Conviene identificar bien las dudas de los inversores e intentar eliminarlas. La principal duda no está en el Presupuesto del Estado que se ha presentado ayer en el Congreso de los Diputados, sino en el de las comunidades autónomas que fueran las responsables de la desviación en 2011 y donde se concentra el déficit estructural.

Por eso es urgente que se presenten y se expliquen adecuadamente nuevos presupuestos comunidad a comunidad adaptándolos al nuevo cuadro macroeconómico y a la menor previsión de ingresos.

En el caso del Estado, conviene explicar cómo se va a conseguir el objetivo de déficit cero en la Seguridad Social con una caída del empleo del 4%, congelación salarial y aumento del 1% de las pensiones. En breve hay que presentar el programa de estabilidad hasta 2014 en Bruselas y es clave que incluya medidas y un relato coherente para retornar a la senda de sostenibilidad fiscal. Posteriormente, te la juegas mes a mes en la ejecución y en el cumplimiento de lo presupuestado, especialmente de los gastos.

Más complicado está mejorar la confianza en nuestro sistema bancario. El nuevo decreto de saneamiento se concentra en los activos de promotores, especialmente en el suelo pero ha consumido todos los colchones de solvencia que le quedaban a las entidades. El problema ahora es la recesión y su impacto sobre morosidad y sobre el precio de los activos adjudicados, sobre todo hipotecas. Los problemas de solvencia solo se resuelven con capital. La incertidumbre es máxima y el capital privado es escaso y extremadamente caro. Por eso la solución debe ser con apoyo público transitorio hasta que las entidades retornen a una senda de viabilidad.

El mayor temor de los inversores es la recesión y el Presupuesto tendrá un fuerte impacto contractivo sobre la actividad y el empleo en la segunda mitad del año. Los impulsos para la recuperación tienen que venir de fuera por la vía de las exportaciones y por una mejora de nuestras condiciones financieras. En ambos no tenemos control por lo que como decía el proverbio chino "si no tiene solución, para que te preocupas y si la tiene, para que te preocupas". La clave es ocuparse en las variables que tienes control y mantener los dedos cruzados esperando que haya vida inteligente en Bruselas. De momento no hay indicios pero nunca hay que perder la esperanza. Ánimo, podemos.

José Carlos Díez. Economista jefe de Intermoney Twitter @josecdiez

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