BP debe acometer el cambio prometido
Dos años después del desastre de BP en el golfo de México, la principal petrolera británica aún tiene que convencer a los inversores de que está acometiendo el cambio corporativo radical que prometió. No hay nada que minimice las pérdidas financieras, humanas y medioambientales de Macondo. Pero la catástrofe subrayó la necesidad de concienciación y de reestructuración de la empresa a largo plazo. Comenzó deshaciéndose de activos pesados y longevos y creando una empresa más pequeña y con mayores retornos centrada en su capacidad de exploración. Esa fue la respuesta correcta. Pero el camino hacia la renovación se está alargando.
BP ha dado pasos positivos. Reanudó el dividendo, aunque aproximadamente a la mitad de su nivel anterior al accidente. El acuerdo reciente con los abogados de los demandantes para evitar un juicio civil sugiere que el riesgo de severas multas y penas legales se ha difuminado. Pero cambiar la cartera de BP es un desafío. La oleada inicial de ventas de activos para pagar los costes del derrame ha dado paso a un proceso más titubeante de traspasos. BP ha abandonado algunos campos maduros en EE UU y el Reino Unido, y salió de países no esenciales como Colombia, Vietnam y Pakistán. Pero el acuerdo de 7.000 millones de dólares para vender la argentina Pan American Energy a la china Bridas se bloqueó el otoño pasado y aún tiene que encontrar un comprador por sus refinerías estadounidenses, incluidas las instalaciones de Texas en las que una explosión acabó con la vida de 15 trabajadores. La fecha límite autoimpuesta para haberlas vendido a finales de 2012 refleja el poco prometedor panorama para las refinerías en general.
Las grandes petroleras no cambian rápidamente. Bob Dudley, consejero delegado, sigue centrado en 2014, apuntando a un aumento del 50% en el flujo de caja operativo desde los 22.000 millones del año pasado mientras que se incrementen los proyectos con altos márgenes. Pero los inversores solo pueden esperar un crecimiento plano de la producción para este año. Dudley tendrá que esperar que los inversores mantengan la fe.