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En busca de soluciones

Qué reformas plantea el Gobierno para frenar la sangría

En su discurso de investidura, Mariano Rajoy hizo referencia a los precios energéticos en España que, en su opinión, afectan negativamente a la competitividad de la industria. Por cierto, esta no ha soportado la fuerte subida de los peajes que sí han sufrido los consumidores domésticos.

El ministro de Industria, José Manuel Soria, viene prometiendo desde su llegada una reforma del sistema para poner fin al déficit de tarifa. De momento, se ha saldado únicamente con la aprobación de una moratoria para futuras instalaciones de renovables, que, según el propio ministerio, tendrá escasas consecuencias en el déficit. Al no tocar a los 1.200 MW termosolares inscritos en el prerregistro que, según todos los cálculos, lo incrementarán de forma considerable.

Para abordar la reforma, la Secretaría de Estado de Energía encargó un informe a la Comisión de Energía que, finalmente, ha despreciado. Hay quien interpreta que el objeto de esa solicitud era únicamente ganar tiempo.

Soria ha reiterado que la reforma la pagarán los consumidores (mediante subidas de la tarifa), las empresas y el Estado. Este último recurso resulta del todo inverosímil, máxime cuando el Gobierno ha sacado de los Presupuestos la única partida eléctrica: los 256 millones con los que se pagaba una parte (el 17%) de los costes de los sistemas extrapeninsulares.

En el caso del sacrificio de las eléctricas, Soria tuvo que reconocer en público que su Gobierno no aplicará la polémica quita sobre la deuda que está en el balance de las empresas sin titulizar. Todo apunta a un recorte de la distribución y a medidas fiscales que gravarían, quizás, a la producción o los resultados. Pero lo que más urge al Gobierno es cambiar la normativa para evitar que el Supremo le siga obligando a encajar en la tarifa los excesos del déficit.

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