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Tribuna
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Cómo vivir una futura jubilación sin recortes

La reforma de las pensiones es totalmente necesaria tanto para España como para todo el mercado europeo, ya que en un futuro habrá un desequilibrio entre ingresos y gastos. En el caso español, el Estado prevé ahorrarse el 3,5% del PIB en el año 2050, lo que significan unos 45.000 millones de euros. Pero este ahorro se consigue gracias a la rebaja de las pensiones públicas de jubilación y a la revisión cada cinco años de la expectativa de vida de los jubilados.

Esta reforma de pensiones busca garantizar la sostenibilidad del sistema a medio plazo y es fruto del cambio de tendencia en la pirámide de población de España. Los hijos del baby boom de los años sesenta empezarán a jubilarse en pocos años, pero cada vez hay menos jóvenes que puedan compensar las partidas presupuestadas para los futuros jubilados. Traducido en números, si a día de hoy hay tres trabajadores activos que financian a cada jubilado, se calcula que en el 2050 solo habrá un activo por cada pasivo que cobrará una pensión. Si a esto le sumamos que en solo 10 años el Estado pasó de pagar 55.000 millones de euros en 2001 a 100.000 millones de euros en 2010, observamos que la reforma es ineludible para evitar un callejón sin salida. Uno de los principales riesgos que corre la sociedad española está en que la mayoría de trabajadores no son conscientes de los efectos que tendrá la reforma sobre su jubilación. Hoy en día, casi nadie sabe qué pensión le quedará cuando se jubile y, lógicamente, no se preocupa por cuál será su futuro.

El problema de la nueva reforma de las pensiones reside en la disminución de la aportación del Estado en las jubilaciones de los trabajadores. Para poner un ejemplo práctico, un trabajador que cobre 30.000 euros brutos anuales, se quiera jubilar a los 65 años y haya cotizado 35 años, cobrará un 25% menos de lo que cobraría antes de la reforma, mientras que si lo hace a los 67 años, verá reducida su pensión en un 9%.

También es necesario destacar la existencia de un factor cultural en el tipo de ahorro en España. Durante generaciones, los españoles hemos pensado que los inmuebles de propiedad nos garantizarían la jubilación, porque una vez llegado el momento, no habría demasiadas dificultades para venderlos y, fruto de esta venta, tendríamos el sustento económico necesario para tener una buena jubilación.

De hecho, siempre habíamos pensado que este modelo nos cubriría todas las necesidades y que, por eso, no era necesario ahorrar, porque tener un piso en propiedad era sinónimo de tener una jubilación plácida. Esta manera de pensar funcionó hasta el año 2007, pero una vez sumergidos en la actual crisis se han dado casos de verdaderas tragedias personales, donde los préstamos hipotecarios superaban el valor de la vivienda.

A esto tenemos que sumarle el hecho de que, socialmente, se había establecido que ahorrar mediante un plan de pensiones era una práctica de las clases medias-altas, lo que significa que, durante años, parte de la sociedad destinaba su capacidad de ahorro a la adquisición de una vivienda y marginaba la posibilidad de ahorrar a largo plazo para la jubilación.

Llegados a este punto, podemos afirmar que el modelo dual al que la sociedad española estaba acostumbrada, fruto de la combinación de la pensión garantizada por el Estado y la inversión en vivienda, está agotado y que será necesario que los españoles cambiemos nuestra mentalidad ahorradora y, en lugar de ahorrar mediante la adquisición de inmuebles, lo hagamos por la vía de las pensiones privadas, porque el Estado ya no nos mantendrá toda la vida.

Así pues, es necesario que los ciudadanos nos demos cuenta de que en un futuro no muy lejano, el Estado no nos permitirá vivir con el mismo ritmo de vida al que estábamos acostumbrados antes de la jubilación, por lo que será prácticamente imprescindible contar con un plan de pensiones privado, ya que las pensiones públicas irán disminuyendo progresivamente.

Esto significa que el ciudadano tiene que ser responsable y reflexionar sobre su futuro, analizar todos los factores a su alcance y decidir si con la pensión que el Estado le proporcionará tendrá suficiente o, por el contrario y para evitar vivir una jubilación con recortes, tendrá que mover ficha y empezar a ahorrar.

Luis Badrinas. Director general de vida y pensiones del grupo Zurich en España

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