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retos de despacho

Sony transmite optimismo incluso a Grecia

James Armstrong dirige la multinacional en el sur de Europa desde su despacho madrileño.

Quizá precisamente que no sea muy gamer, y me gusten los juegos sencillos y para compartir con la familia, ha sido la clave de nuestro éxito en España", explica James Armstrong (Gibraltar, 1953). A diferencia de lo hecho por Sony Entertainment en otros países, el marketing y los lanzamientos promovidos por las distintas PlayStation en España se han centrado en un público infantil, familiar o, en general, no especializado. Con ello, el término "play" se ha convertido aquí en sinónimo de "videoconsola" para todos los usuarios, y Armstrong fue extendiendo su condición de responsable de Sony Entertainment de España al resto del sur de Europa.

"Ahora depende también de nosotros Grecia. Sí, allí también tenemos unos buenos resultados, pero podemos mejorar. Estamos estudiando comenzar a localizar juegos -en la terminología del sector, ofrecer ediciones nacionales con el idioma propio y otras adaptaciones-, y tal vez incluso podamos producir algún juego, como hemos hecho en España", explica Armstrong, que ofrece razones para "no bajar los brazos ante el desastre": por ejemplo, las cifras favorables de su empresa el año pasado en España. En medio de la crisis, tuvieron un crecimiento en la facturación de software y liderazgo en consolas de sobremesa con PlayStation 3.

"Además de ser el sexto mercado cuantitativo para PlayStation, España es uno de los países en el que nuestra marca tiene un mayor valor cualitativo, y eso nos ha permitido proponer a Japón algunas acciones diferentes a otros países. La más interesante, encargar juegos producidos aquí para nuestro mercado, aprovechando la creatividad de nuestra gente", explica Armstrong en su despacho, muy luminoso, con vistas al Museo de Ciencias Naturales de Madrid. En él no pasa, en cualquier caso, demasiado tiempo al cabo de la semana: sus responsabilidades en Sony incluyen no solo controlar también Italia o Portugal, sino actuar como representante de la marca en la Interactive Software Federation of Europe, en Bruselas, o participar en las reuniones mensuales de estrategia a escala mundial, salvo Estados Unidos y Japón.

En resumen, dos o tres noches fuera cada semana que le permiten, junto a su origen británico -vivió allí durante años después de dejar su Gibraltar natal-, tener perspectiva sobre la percepción de los directivos españoles a escala internacional: "Creo que los que trabajan para multinacionales son muy buenos; no diría que los mejores del mundo, pero sí entre los más capaces. Aquí se trabaja muchas horas y bien. Aunque las carencias con el inglés creo que suponen un techo para la evolución de muchos".

Armstrong pasó por la auditora Kingsford, en Londres, y luego por la firma de alquiler de vehículos Hertz antes de que el matrimonio con una española y su simpatía por España se sumaran para hacerle buscar un puesto en Madrid. Entró hace ya un par de décadas en lo que entonces era la delegación española de Columbia Tristar, luego adquirida por Sony, y al cabo del tiempo derivó del negocio cinematográfico al del videojuego.

"Creo que mi formación financiera me ha ayudado a entender bien la gestión, a empujar siempre para hacer crecer los negocios. En términos de trato soy exigente, pero me llevo bien con el equipo y también apuesto por la motivación. Creo de veras en que un directivo solo vale lo que su equipo. Me gusta pensar que, cuando me marche, alguien de los míos podrá sustituirme sin problemas", explica.

Gusto por la historia y por la navegación

A pesar del tiempo que James Armstrong lleva en su actual despacho, y de que se trata de una estancia amplia, no tiene demasiados detalles personales. En parte, aduce, por la falta de tiempo para sus aficiones. Unas reproducciones de barcos de vela, testimonios tanto de su afición por la navegación como por la historia, son las piezas más llamativas. "Me gusta mucho leer ensayo histórico y estudiar la situación geopolítica. Ahora, por ejemplo, me llama la atención las dudas sobre la hegemonía de China, que no hace tanto se daba por segura". El tenis y la jardinería son otros de sus intereses, muy de origen británico.Pese a dirigir una de las firmas que se identifican mundialmente con la tecnología más puntera, no hay en las dependencias de Armstrong más detalles tecnológicos que en un despacho cualquiera. No puede faltar, con todo, la presencia de una PlayStation Vita, el nuevo dispositivo portátil de la marca. Armstrong reconoce que juega ocasionalmente cuando tiene algún hueco al FIFA, el videojuego futbolístico con una versión para la nueva máquina.El optimismo de Armstrong se plasma también en su reclamación de cambios para España que saquen partido de nuestras cualidades: "No hay que recortar derechos, pero sí perseguir a quienes abusan de los existentes, los absentistas o los defraudadores al fisco. Y también convendría armonizar los horarios con Europa".

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