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Columna
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Japón: lecciones sin aprender

La destacable recuperación de Japón tras un año de su trágico terremoto deja grandes lecciones sin aprender. La economía se recuperó más rápido de lo esperado tras el terremoto, tsunami y posterior fuga nuclear. Pero el Gobierno suspendió un examen mayor a la hora de impulsar reformas dolorosas. Ahora Japón es un año mayor, con una deuda más profunda y encara la misma cuesta abajo económica que ya encaraba antes de la catástrofe.

El espíritu japonés de soportar lo insoportable permitió al país hacer frente al desastre. La producción industrial va camino de volver a los niveles de finales de 2010 este mismo mes. Es un pequeño triunfo: el PIB es probable que crezca un 1,7% en 2012 y de forma más lenta después, según el FMI. El balance comercial de Japón se saldó con déficit en 2011 por primera vez en 31 años y la deuda neta equivale al 131% del PIB.

El periodo posterremoto era una oportunidad para aplicar remedios económicos. Los cívicos ciudadanos japoneses apagaron sus electrodomésticos y tomaron las escaleras en lugar del ascensor para ahorrar energía. Pero sus políticos malgastaron estos sacrificios. En lugar de recortar pensiones o subir impuestos para ayudar a aliviar la deuda nacional, el Gobierno solo ha aprobado 21 billones de yenes para la reconstrucción. Lograr el apoyo de la oposición para aprobar ese gasto le costó el puesto al antiguo primer ministro Naoto Kan.

Los progresos en reformas más polémicas se han paralizado en medio de las luchas políticas internas. Las crisis empresariales también pueden continuar: piensen en el escándalo contable de Olympus, o la insolvencia de Tokyo Electric, la empresa que estuvo en el medio de la crisis nuclear. Japón no tolerará más inmigración para compensar la caída de la tasa de natalidad, que reducirá su población en un 30% en 50 años, según el Gobierno.

El país ha logrado volver a donde estaba antes del desastre, pero ha perdido un tiempo valioso.

Por George Hay

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