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Columna
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La duda de Romney con General Motors

Mitt Romney no debe estar muy seguro de qué sombrero utilizar cuando se trata de General Motors. En un artículo en el Detroit News, el candidato republicano a la presidencia de EE UU exhortó a Barack Obama a deshacerse de la parte que el Tío Sam mantiene en el fabricante automovilístico, que reveló sus ganancias del último trimestre de 2011 hace pocos días. Puede ser una de sus iniciativas políticas, pero vender ahora dejaría a los contribuyentes con unas pérdidas considerable. Y eso es algo que Romney seguramente querrá evitar.

El candidato tiene razón en que el Gobierno debería intentar no mantener posiciones en empresas privadas durante largos periodos. Por lo que, si el Gobierno estadounidense decidiera vender el 32% del fabricante de Detroit de forma inmediata, podría satisfacer la creencia de Romney en el capitalismo de libre mercado.

Pero a su precio de acción actual, hacerlo dejaría sobre los hombros de los contribuyentes unos 14.000 millones de dólares de pérdidas, en torno a un tercio de lo que los presidentes George Bush y Obama inyectaron para mantener sobre las carreteras a la compañía. La revelación de esa pérdida no solo ofendería el pasado de Romney como inversor privado. Es también seguro que el Romney candidato presidencial lo utilizaría como una evidencia de la irresponsabilidad fiscal de Obama.

Por supuesto, no es lo mismo que una inversión de capital privado -el precio no debe prevalecer sobre todo lo demás-. El Gobierno americano invirtió en GM, Chrysler y cientos de bancos para mantenerlos a flote, no para obtener beneficio. Incluso no ha sido difícil para él explicar por qué todavía mantiene una parte significativa de la empresa 15 meses después hacerla pública.

Las autoridades no han interferido en los negocios del fabricante, y el hecho de que su inversión no haya sido una cuestión de debate durante meses lo demuestra. Y el Departamento del Tesoro ha demostrado ser experto en salir de las situaciones de rescate con relativa rapidez y con beneficio, justo el tipo de enfoque responsable por el que aboga Romney.

Por Antony Currie

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