Banco de Valencia pierde 887 millones en 2011
Banco de Valencia perdió 886,8 millones de euros en 2011, frente a los 67,1 millones que ganó un año antes, y ahora necesita 1.251 millones para sanear su exposición al ladrillo según los nuevos requisitos del Gobierno.
La entidad perdió casi 39 millones en el último trimestre del pasado año, según la información remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), ya que hace una semana informó de que sus números rojos hasta septiembre se elevaban a 847,9 millones.
Las cuentas de la entidad, intervenida por el Banco de España el pasado noviembre, se conocen dos días antes de que se inicie el proceso de subasta que previsiblemente terminará con la adjudicación de la entidad a principios de mayo.
Banco de Valencia redujo en 2011 su margen de intereses un 14,8%, hasta 233,41 millones de euros, mientras que el margen bruto se desplomó un 28,38%, hasta 300,16 millones de euros, condicionado por las pérdidas de 42,4 millones de sus participadas, aunque las comisiones aportaron 96,7 millones de euros.
El resultado de explotación arroja unas pérdidas de 847,36 millones, mientras que en 2010 era de 53,9 millones, después de que los gastos de administración se elevaran un 4%, hasta 175,2 millones, y de que las pérdidas por deterioro de activos financieros ascendieran a 929,24 millones, 4,4 veces más que un año antes.
En cuanto a las pérdidas por deterioro del resto de activos, éstas ascendieron a 204,75 millones, con lo que casi cuadruplica el resultado negativo de 2010, y a ello hay que sumar las pérdidas de casi 246 millones de activos en venta (el año anterior aportaron 61,82 millones).
De esa forma, el resultado antes de impuestos arroja unas pérdidas de 1.298,46 millones de euros, frente a 63,98 millones de ganancia en 2010, y el resultado consolidado, después de descontar 376,66 millones de euros de impuestos sobre las pérdidas, fue negativo, de 921,79 millones.
Del balance consolidado de la entidad destaca la caída del 7,5% de la cartera crediticia, hasta 17.071,4 millones de euros, mientras que los depósitos se redujeron un 8,6%, hasta 12.023,8 millones.
El informe de auditoría de la entidad, remitido la semana pasada, señalaba que el Banco de Valencia necesitará unos 823 millones de euros en provisiones para afrontar el deterioro de los activos inmobiliarios de riesgo, de acuerdo con lo establecido en la reforma financiera aprobada por el Gobierno.
Sin embargo, a esa cantidad hay que sumarle un colchón de capital de 428 millones de euros para elevar las coberturas del suelo y las promociones en curso que están en el balance de la entidad.
La subasta comienza este martes
El Banco de Valencia no se adjudicará hasta finales de abril o principios de mayo, pero el proceso de subasta comienza el próximo martes, 21 de febrero, cuando empezará a repartirse el cuaderno de venta entre los interesados, entre ellos el grupo BMN, liderado por Caja Murcia y Caja Granada.
Según han informado fuentes financieras, tal y como estaba previsto, al día siguiente de que se haya cerrado el plazo para presentar ofertas vinculantes por Unnim, se dará el pistoletazo de salida para adjudicar al mejor postor el Banco de Valencia, intervenido por el Banco de España a finales de noviembre.
La entidad valenciana podría atraer a varios compradores, entre ellos los que hayan pujado sin éxito por Unnim, con la excepción de Bankia, cuya matriz, el Banco Financiero y de Ahorros, era el principal accionista del malogrado banco.
En cualquier caso, aunque varias entidades se interesaran, todas las fuentes consultadas coinciden en que el grupo BMN, que integra también a la balear Sa Nostra y a Caixa Penedés, parte como favorito porque es el que mejor partido podría sacar a la compra del Banco de Valencia.
Aunque BMN recibió apoyo público en forma de préstamos para acometer su fusión, ya no existe impedimento legal para pujar por una entidad que mira con especial atención.
Dos razones explican su interés: el banco valenciano cotiza en bolsa y ello facilitaría el salto al parqué de BMN, que se ahorraría los cuantiosos costes de lanzar una OPV, y el segundo motivo es que su red es totalmente complementaria.
Además, como los activos del Banco de Valencia rondan los 30.000 millones, BMN llegaría a los 100.000 millones, un tamaño con el que acceder más fácilmente a los mercados mayoristas y que es muy similar al que lograría Ibercaja si finalmente se hace con Unnim.
Un portavoz de BMN declinó hacer comentarios, pero distintas fuentes coinciden en que la entidad está muy bien posicionada para hacerse con el Banco de Valencia y afianzar su posición en todo el arco mediterráneo.
Al igual que en el resto de subastas de entidades intervenidas, se espera que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) aplique un esquema que cubra generosamente al comprador de asumir el 100 % de las pérdidas que puedan aflorar en el futuro.
Quien adquiera el Banco de Valencia podrá beneficiarse también de un año más de plazo, hasta diciembre de 2013, para reforzar sus provisiones en línea con los nuevos requisitos del Gobierno y la ventaja de poder hacerlo con cargo a patrimonio y no contra resultados.