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Columna
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Una vuelta de tuerca del Gobierno indio

La victoria de Vodafone sobre las autoridades fiscales indias puede tener un final inesperado. El triunfo en la Corte Suprema del gigante de telefonía británico de 2.200 millones de dólares supone un impulso a la maltratada reputación india. También es un buen augurio para empresas como AT&T, bajo amenaza de sufrir facturas por impuestos parecidas. Pero si el Gobierno cambia ahora la ley, puede que los acuerdos de fusiones y adquisiciones fuera del país no escapen fácilmente.

El veredicto supone claramente una buena noticia para Vodafone. La empresa habría tenido que reservar 5.000 millones de dólares si el fallo no le hubiera sido favorable y, además, se habría visto obligada a pagar sanciones. También parece prometedor para otras empresas que han sido amenazas con casos parecidos. Esto incluye a compañías como SABMiller, que tiene una causa pendiente por su compra en 2006 de la división india de Fosters, y multinacionales como AT&T, E*Trade y Kraft.

Y aunque el fallo es malo para las arcas del Gobierno indio, son buenas noticias para el estatus internacional del país. Los inversores extranjeros e incluso las empresas nacionales parecen realmente encantados con la decisión del tribunal de lo que parece una decisión legal justa. Vodafone argumentó con éxito que el Gobierno indio no tiene jurisdicción sobre una transacción entre dos compañías extranjeras que se da fuera del país. En ninguna otra gran economía una operación semejante entre dos entidades extranjeras se habría enfrentado a tales impuestos. Es más, si alguien tuviera que asumir la responsabilidad por el impuesto debería haber sido el vendedor, Hutchison Whampoa, en lugar de Vodafone.

Pero mientras que el caso fue sencillo desde un punto de vista legal, hay un fuerte argumento moral en contra. La empresa que cambió de manos tenía como base la India. Si bien es una buena noticia que se hayan respetado las leyes, estas pueden cambiarse. El fin de la batalla legal da al Gobierno indio una oportunidad de reflexionar sobre la posibilidad de presentar una nueva legislación. Otros países han tenido dificultades para gravar la compraventa de activos que están controlados por compañías extranjeras. Aunque eso no debería implicar que la India no lo intente.

Por Jeff Glekin.

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