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Columna
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Se acabó la fiesta de Año Nuevo

Los Gobiernos europeos han sufrido un revés triple. S&P ha despojado a Francia y Austria de su calificación triple A y ha rebajado a Italia al mismo nivel que a Irlanda. Las negociaciones sobre la deuda griega se han venido abajo, mientras que el BCE ha criticado el pacto fiscal de la región. Tras un breve periodo de calma, la crisis soberana ha vuelto con ganas.

Las rebajas de S&P habían sido previstas y han resultado menos graves de lo que algunos temían: Alemania mantuvo su calificación triple A. Los inversores han recibido la noticia con calma: los rendimientos de los bonos italianos y franceses a 10 años disminuyeron ayer por la mañana.

Al igual que Francia y Austria, también ha perdido la máxima nota el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, lo que elevará los costes de financiación de futuros rescates. Por otra parte, el fondo de rescate tendrá que reducirse, disminuyendo los recursos de la eurozona para luchar contra la crisis. La nota más baja de Italia -S&P sitúa el país ahora solo tres escalones por encima de la basura- mantendrán altos los costes para bancos y empresas.

El punto muerto en las conversaciones sobre la deuda griega aumenta el riesgo de una suspensión de pagos desordenada. Aunque se pudiera salvar el acuerdo, el coste de rescate de Grecia es creciente: según el ministro de Finanzas del país, los bancos griegos necesitarán 40.000 millones de euros más de capital para contrarrestar una preocupante fuga de depósitos.

La eurozona podría arreglárselas con las rebajas y una suspensión griega si contara con un plan convincente. Pero el esquema actual tiene defectos. Como señaló S&P, las políticas económicas de austeridad pueden ser contraproducentes. E incluso este compromiso con la austeridad, consagrado en un pacto fiscal, podría verse amenazado. Joerg Asmussen, ejecutivo miembro del consejo del BCE, criticó el proyecto de tratado, argumentando que es demasiado fácil para que los Gobiernos violen las normas fiscales.

Esto no son preocupaciones nuevas. Aunque tras un periodo en el que los baratos préstamos a tres años del BCE a los bancos ayudaron a apoyar los rendimientos de los bonos italianos y españoles, los Gobiernos creían que la crisis se estaba aliviando un poco. Pero cualquier optimismo con el nuevo año se ha frustrado.

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