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Columna
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Excedente chino, inquietud global

La demanda en el mercado de coches más grande del mundo ha bajado la velocidad. El volumen de ventas de vehículos de China creció un 5% en 2011, el ritmo más lento en una década. Los atascos y la contaminación limitan el crecimiento. Mientras, los fabricantes de coches extranjeros se enfrentan a dos problemas: no solo son menos bienvenidos en China, sino que pronto tendrán que lidiar con los rivales nacionales que intentan exportar sus excedentes.

El mercado hasta ahora marchaba con energía. El número de coches vendidos se dobló de 2008 hasta 2010 gracias a los incentivos y subsidios del Gobierno a los fabricantes. El resultado es una congestión crónica en la capital china, con 20 millones de habitantes y cuatro millones de coches. A medida que aumentan las quejas sobre la contaminación, los Gobiernos locales han comenzado a reducir su demanda. Los nuevos compradores tienen que esperar a veces un año para obtener una licencia.

Pero la producción continúa. China está preparada para fabricar dos terceras partes de la nueva capacidad mundial en los próximos cinco años, según KPMG. Los modelos de bajo coste de China no inundarán pronto los mercados, pero podrían atraer a los primeros compradores de otros emergentes. Lo que para los fabricantes extranjeros en China como Volkswagen supone un dolor de cabeza. La industria eliminará de la lista de metas oficiales la inversión extranjera a partir de finales de enero. Peor aún, es probable que China comience a exportar los coches que no quiere. Los fabricantes de camiones ya han sentado un precedente. KPMG prevé que en 2015, uno de cada cinco camiones fabricados en China se destinará a la exportación. Los fabricantes de coches de otros países tienen incluso más argumentos para preocuparse, ya que el exceso de capacidad chino equivale al tamaño del mercado de automóviles alemán. En poco tiempo, los vehículos podrían convertirse en la partida exportadora más controvertida en China.

Por Wei Gu

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