China pierde el control
El crecimiento chino podría caer por debajo del 8% en 2012, aunque la mayor parte de los analistas predice un crecimiento cercano al 9%. Hay tres factores que podrían llevar el crecimiento del PIB del país al nivel más bajo en 10 años: la caída en el precio de la vivienda, una bajada en la inversión inmobiliaria y una desaceleración en las exportaciones. La última vez Pekín estimuló la economía, pero tal vez no pueda permitirse una segunda ronda.
La caída en el mercado inmobiliario es el mayor riesgo. Algunos promotores inmobiliarios podrían haber recortado ya los precios unitarios en un 20% a mediados de diciembre. La mayor parte de la gente cree que los políticos obsesionados con el crecimiento vendrán al rescate. Pero las autoridades corren el riesgo de perder por completo la credibilidad si permiten que la burbuja inmobiliaria siga creciendo. Una reducción de la inversión inmobiliaria supondría un golpe duro para la inversión en activos fijos, que supone cerca de la mitad del crecimiento del PIB chino. Los promotores ya están frenando la construcción para conservar efectivo. Las provincias y las ciudades pueden facilitar vivienda asequible para mantener ocupados a los promotores, pero con los Gobiernos locales sufriendo una caída de ingresos, no está claro que tengan mucha potencia de fuego.
El comercio puede ser un factor que contribuya negativamente al crecimiento del PIB. El superávit comercial se redujo rápidamente en 2011 y puede que en 2012 China experimente déficit en más de un trimestre. Sus vecinos asiáticos están ganando competitividad gracias a la deprecación de sus monedas y Pekín no puede dejar caer ahora al yuan por temor a fricciones comerciales con EE UU.
En el mejor de los casos, China saldrá del paso en 2012 con un crecimiento bajo par. Pero la duda realmente es la confianza. Si los precios inmobiliarios empiezan a caer abruptamente y tanto los propietarios de viviendas como los consumidores comienzan a desesperarse, incluso otro estímulo del Gobierno puede resultar apurado a la hora de apuntalar la economía. Y en ese escenario, incluso un aumento del 8% del PIB podría empezar a parecer optimista.