García-Margallo: reforzar el peso de España con una política de recortes
El nuevo ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, deberá trabajar para reforzar el peso de España en el mundo con un importante obstáculo, los recortes que el Gobierno del PP llevará a cabo en la Administración Pública y que afectarán también a la política exterior, ligada en esta legislatura, más que nunca, a la economía.
El nuevo Gobierno es consciente de que para mejorar la imagen de España en el mundo, ganar credibilidad y, en definitiva, tener voz y peso en la comunidad internacional lo primero es arreglar la economía y sanear las cuentas, según coinciden en señalar embajadores extranjeros acreditados en nuestro país.
Algunos analistas sostienen que Rajoy quiere vender rápidamente España como "la Alemania del sur" con el objetivo de no quedar relegada en una Europa de dos velocidades. La política exterior española, ha avanzado el nuevo jefe del Ejecutivo, será muy activa en la UE, donde quiere aportar "soluciones y liderazgo".
Junto al reto de situar a España en el núcleo duro de la toma de decisiones en la UE, el nuevo ministro deberá afrontar una "profunda reforma" del servicio exterior -pendiente desde hace años- para convertirlo en un arma de promoción comercial y cultural, tal y como anunció Rajoy en el debate de investidura.
El PP impulsará así la llamada diplomacia económica, como también hizo Miguel Angel Moratinos, sobre todo en su última etapa, y Trinidad Jiménez, quienes en cambio no pudieron llevar a cabo la reforma del servicio exterior, enfocada en tiempos de Moratinos a aumentar el número de diplomáticos, actualmente en torno a un millar.
Pero la crisis ha impedido crear nuevas plazas en las Embajadas y Consulados españoles, por lo que en la actualidad las nuevas promociones de diplomáticos pasan más tiempo que nunca en Madrid a la espera de poder salir al exterior.
Pendiente está también desde hace años la elección de una sede única para el departamento -cuyas oficinas se reparten en varios emplazamientos en la actualidad, el principal de ellos en régimen de alquiler-, si bien no se espera que en esta legislatura haya novedades, teniendo en cuenta el actual contexto económico.
Junto a la economía y nuestro peso en la UE, el papel que España desempeñe en Iberoamérica y el Mediterráneo será crucial para su imagen e influencia en la comunidad internacional.
García-Margallo se enfrentará al reto de relanzar la Comunidad Iberoamericana de Naciones, cuyas cumbres anuales han perdido interés y registran cada año un nuevo récord de ausencias. La próxima cita, que toca celebrar en Cádiz en 2012, ofrecerá una buena oportunidad para dar un impulso a este foro creado a principios de los 90 por iniciativa de España y México.
El nuevo Gobierno trabajará para mantener unas buenas relaciones con todos los países iberoamericanos porque así lo requiere la defensa de nuestros intereses, pero en círculos parlamentarios del PP se espera que el Ejecutivo de Rajoy tenga algún "gesto" con la oposición en Cuba y Venezuela, lo que podría generar fricciones con las autoridades de esos países.
Marruecos, ¿primer viaje al exterior?
En la región del norte de Africa y el Mediterráneo, uno de los principales desafíos que tendrá que gestionar el nuevo ministro de Exteriores será vencer los recelos de Marruecos hacia el PP.
En el reino alauí se tiene la impresión de que para el PP, al contrario que para el PSOE, Marruecos es un socio importante, pero no una prioridad. Será significativo ver si Rajoy reserva para el país vecino su primera salida al extranjero.
"Nuestra voluntad es mantener buenas relaciones con España, pero con Rajoy puede que sea más complicado", ha dicho Abdelilá Benkirane, nuevo primer ministro del Gobierno de Marruecos y secretario general del islamista moderado Partido Justicia y Desarrollo, con el que el PP no ha tenido demasiado contacto en los últimos años.
El Gobierno deberá además definir su posición en el contencioso del Sáhara Occidental, después de haber acusado a los socialistas de abandonar el principio de neutralidad activa y de ver con simpatías la propuesta marroquí de autonomía.
Primavera árabe
Estando en la oposición, el PP siempre instó al Gobierno a jugar un papel de liderazgo en los cambios en el mundo árabe. Los 'populares' establecieron tras el 20 de noviembre un primer contacto con la oposición siria y ahora, una vez formado el Ejecutivo, tendrán que decidir si les reconocen como representantes legítimos del pueblo sirio, como hizo España en su día con los rebeldes libios.
El nuevo jefe de la diplomacia deberá acompañar también en la medida de lo posible el regreso de las compañías españolas que quieran volver a hacer negocio en Libia.
Al margen de la primavera árabe, el Gobierno del PP deberá definir su posición respecto a Irán, cuyo programa nuclear ha motivado nuevas sanciones por parte de la comunidad internacional.
El nuevo embajador español en Teherán, Pedro Villena, aún no se ha incorporado a su plaza, en protesta por el asalto a la Embajada británica en Irán a finales de noviembre por parte de estudiantes iraníes a los que no contuvieron las fuerzas de seguridad.
Con respecto al conflicto en Oriente Próximo, el PP llegó antes de las elecciones a un principio de acuerdo con el Gobierno socialista para que España, llegado el momento, vote a favor de que se reconozca a Palestina como Estado observador no miembro de la ONU.
Eso sí, los 'populares' prestarán especial atención a que la resolución que presenten los palestinos sea lo suficientemente moderada con Israel. Además, España dejaría claro que este voto no implica que nuestro país pase a reconocer bilateralmente a Palestina como Estado.
Españoles secuestrados
García-Margallo tomará posesión de su cargo con cuatro españoles secuestrados. Las cooperantes de Médicos sin Fronteras Blanca Thiebaut y Montserrat Serra fueron tomadas como rehenes hace más de dos meses en los campamentos de refugiados en Dadaab (Kenia), a unos 100 kilómetros de la frontera con Somalia.
Otros dos cooperantes, Enric Gonyalons y Ainhoa Fernández de Rincón, fueron raptados días después en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia). En este caso su secuestro ha sido reivindicado por un grupo disidente de Al Qaeda en el Magreb Islámico.
Gibraltar será otra de las cuestiones de las que se tenga que ocupar el nuevo ministro. En la oposición el PP ha criticado el Foro de Diálogo tripartito creado por los socialistas en 2004 y en el que el Ejecutivo del Peñón participa con delegación propia junto a España y Reino Unido para abordar cuestiones de cooperación local, dejando fuera el asunto de la soberanía.
El Gobierno del PP, que llegó a negociar la cosoberanía de Gibraltar con Londres en tiempos de José María Aznar, podría intentar de nuevo hablar de soberanía con Reino Unido. El problema estriba en que Londres ha adoptado el compromiso con los gibraltareños de no decidir en este asunto nada que los 'llanitos' no quieran.
El nuevo ministro dedicará parte de su tiempo en sus primeros meses en el cargo en nombrar embajadores de su confianza en las plazas más sensibles. Las legaciones de Washington, La Habana, Londres, o el Vaticano, por citar algunas, se da por hecho que cambiarán de embajador.
Su antecesora en el cargo, Trinidad Jiménez, realizó algunos nombramientos de embajadores en su última etapa, y el PP avisó entonces de que analizaría "caso por caso" si les cambiaría o no, sin prestar atención al tiempo que hubieran ejercido esa función.
García-Margallo también tendrá en su mano decidir sobre la política de cooperación, que actualmente supone el grueso del presupuesto del departamento.