¿Por qué le llaman crédito personal cuando quieren decir hipoteca?
Que la banca huye en estos momentos del crédito al promotor como alma que lleva el diablo es una verdad que nadie discute, por eso en algunos casos hay que recurrir a soluciones imaginativas. Y si no, que se lo digan a una cooperativa de viviendas radicada fuera de Madrid. Cuando acudieron a una caja de ahorros a solicitar el préstamo para financiar la construcción de sus casas se encontraron con dos duras realidades. La primera era que para empezar a hablar de la posibilidad de que se les concediera la financiación, la entidad les exigía a cada uno de los socios una aportación de capital entre un 15% y un 20% del precio final de las viviendas. Y la otra fue aún más curiosa. Para evitar el tirón de orejas del Banco de España, que como saben no quiere que la banca aumente ni un euro más su exposición al ladrillo, la entidad les propuso que en lugar de concederles un único préstamo global con garantía hipotecaria para costear los gastos de construcción, cada uno de los socios sea titular de un crédito personal, que al final de la promoción y una vez se realice la división horizontal de las casas, se convierta entonces en hipoteca individual. Sortea así el préstamo promotor y, sobre todo, que éste aparezca en el balance de la caja en cuestión. Todo un alarde de ingeniería contable que burla la fiscalización del Banco de España y de paso da como resultado hipotecas vestidas de préstamos personales a clientes a los que se les ha estudiado más exhaustivamente si son o no solventes. Sea como fuere, lo cierto es que si estos controles de calidad se hubiesen hecho más en el pasado no se habría llegado a la situación actual.